Edición

Borrar
35 engañados por los Pujol

35 engañados por los Pujol

En el lodo de la corrupción, el caso del expresident, líder espiritual de los catalanes, duele de manera especial a políticos, empresarios e intelectuales que trabajaron codo con codo con él, le rebatieron o admiraron. «El palo es enorme»

ZURIÑE ORTIZ DE LATIERRO

Martes, 17 de noviembre 2015, 00:33

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ciudad del Vaticano, 1950. Invitada por su abuelo, Rosa Regás, con los 16 recién cumplidos, descubría la basílica de San Pedro cuando se fijó en dos chicos que estaban sentados justo detrás de ellos. Uno terminaría siendo su esposo y el más menudo, ese que gesticulaba tanto, el padre de los catalanes, el honorable, la leyenda que provocaba el éxtasis con solo levantar el brazo.

300 millones de pesetas en efectivo

  • 3 años de pesquisas

  • Es el ingreso en efectivo de mayor volumen realizado por Jordi Pujol Ferrusola, el mayor de los siete hijos del expresidente. Lo hizo en un solo día, en el año 2000. Pero solo es uno de los muchos que aparecen en los tomos que maneja la Audiencia Nacional. La operación Hades se saldó el 27 de octubre con 15 registros de domicilios particulares y empresas vinculados con la presunta trama corrupta de los Pujol y la imputación de otros dos hijos, Josep y Pere. La familia al completo es investigada.

  • La exnovia

  • Vicky Álvarez, examante de Jordi Pujol Ferrusola, aportó buena parte de los datos que permitieron abrir la principal causa en la Audiencia. Declaró que la familia iba periódicamente a Andorra con dinero procedente del cobro de comisiones. Ella misma había visto a su expareja ingresar bolsas llenas de billetes.

  • 4 causas hay abiertas contra los Pujol, dos en los juzgados de Barcelona y dos en la Audiencia Nacional. Jordi Pujol y su mujer, Marta Ferrusola, están imputados en el juzgado 31 de Barcelona por esconder dinero en Andorra. Su primogénito, de ocultar 33 millones en 11 países, algunos paraísos fiscales. Entre 2004 y 2012 sus empresas ingresaron 8 millones de euros de sociedades contratadas por la Generalitat. A Oleguer le investigan por blanquear 3.000 millones de operaciones inmobiliarias.

Un lustro más tarde volvieron a verse en Barcelona.

Jordi montó un grupo cristiano de meditación para matrimonios en el que participábamos mi marido y yo. Pero le convencí de que nos fuéramos, no podía más. El pecado, según él, no estaba relacionado con acumular dinero. Es un cristiano asceta, nada ostentoso, no quiere el dinero para llevar una vida de lujo, sino para tener poder. Pertenece a una corriente del catalanismo a la que no le gusta gastar, sino ahorrar muchísimo. El pecado es derrochar. No lo hizo por sus hijos, sino por su codicia, lo lleva en el alma. Jordi sacaba dinero de debajo de las piedras.

¿No le ha sorprendido la fortuna que ocultaban los Pujol en el extranjero?

No. Mis amigos me decían Rosa, exageras y yo les contestaba que no, que cuando se empieza no se acaba. Había muchos bulos, pero cuadraban tanto con el personaje...

Coincidieron otras muchas veces cuando Pujol era ya el respetado president y Regás se hinchaba a firmar libros en la feria de San Jordi. «¿Por qué te metes tanto conmigo?», se le encaraba el poderoso político un año tras otro en Las Ramblas. Ella le replicaba con esa mirada transgresora, jovial, agitadora, insinuando cosas que casi nadie se atrevía a deslizar. Pero ahora el busto de Pujol mira a la pared en el Ayuntamiento de Tarragona, donde le han arrebatado la medalla de la ciudad, como en Barcelona. Despojado de honores, títulos y cualquier privilegio, él, su mujer y sus siete hijos están imputados. Todos ellos, salvo el quinto de los hermanos, por delitos relacionados con el fortunón escondido en paraísos fiscales, que podría rondar los 40 millones de euros. A Oriol, el más que probable sucesor de Artur Mas, lo investigan por tráfico de influencias y cohecho en el caso ITV, lo que le obligó a dejar su cargo de número dos de Convergencia Democrática y su escaño en el Parlament.

Los corruptos han ido emergiendo estos dos últimos años como corchos que afloran de un lago negro y putrefacto: los sumarios de la Gürtel, Bankia, Nóos, los ERE de Andalucía, Campeón, Pretoria... España trata de asimilar ese lodo de 2.000 imputados entre políticos, banqueros, empresarios y sindicalistas, enfangados en las 150 causas abiertas. Pero hay escándalos que parecen indigeribles. «No sabemos la dimensión del asunto Pujol, y puede estar exagerado, hay que demostrarlo. En cualquier caso, se comentaban cosas de los hijos, pero lo que está saliendo ahora es muy fuerte: la sospecha de que es el capo de una organización familiar que se maneja con métodos delictivos. Muy fuerte. Me sorprende mucho, mucho», admite anonadado el periodista Joan Tapia. Trató de cerca al fundador de Convergencia durante los trece años que dirigió La Vanguardia, en una relación «siempre difícil». Aunque lo conocía de antes, cuando Pujol era consejero ejecutivo de Banca Catalana y en las comidas de empresa «pedía agua del grifo. Es muy austero, por eso sorprende tanto todo lo que está saliendo de este gran político que se propuso ser el líder espiritual de Cataluña. Se le discutía políticamente, pero no moralmente».

Pujol comenzó a desmontar su propio mito hace dos veranos, cuando confesó, por carta y sin dar cifras, haber ocultado durante 34 años una herencia millonaria en Andorra. Trascendió que su padre le había dejado cerca de 3,4 millones. Pero la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional «¿Qué coño es eso de la UDEF?», soltó cuando empezaron a husmear ha concluido que el matrimonio y sus vástagos han movido más de 40 millones de euros de origen desconocido. Los investigadores están convencidos de que el primogénito, Jordi Junior, ha liderado los asuntos del clan y ha sido el encargado de cobrar las mordidas a los empresarios a cambio de las adjudicaciones cuando su padre reinaba en Cataluña. La familia tiene abiertos cuatro procesos judiciales.

La decepción que siente el histórico senador del PNV Iñaki Anasagasti es «tremenda, ha sido un palo». Le viene a la cabeza la estatua de Sadam Hussein cayendo al suelo. «Si me dicen que cometió algún tipo de exceso en su gobernación lo hubiera creído, pero algo tan material como forrarse... Él, tan desaliñado, con un piso que no es nada del otro mundo... La sorpresa es tremenda con un icono de su envergadura».

De la cárcel a Banca Catalana

Para entender el respeto de los nacionalistas vascos hacia el expresident basta un detalle: la vuelta del exilio del lehendakari Jesús María Leizaola, en 1979. Lo celebraron con una cena a la que solo invitaron a un político de otro partido. «Pujol no pudo coger el avión y se vino a Bilbao en su coche, desde Barcelona, conduciendo él». En 2006, le dieron el premio especial de la Fundación Sabino Arana por su «compromiso, la defensa de los valores de tolerancia y la búsqueda de la libertad y la democracia» durante el periodo en que presidió el Gobierno catalán (1980-2003). «El palo es muy grande, después de lo que pasó en el franquismo... Yo creí en su inocencia en el caso de Banca Catalana», insiste Anasagasti. El político vasco y buena parte de la sociedad: en 1998 todavía contaba con el apoyo del 63% de sus conciudadanos, según datos del CIS. Aún veían al líder detenido y torturado en las cárceles de Franco por llamarle opresor y corruptor en 1960. Acabó en el calabozo de Torrero, que abandonó dos años y medio después convertido en leyenda. Luego ascendió a honorable al salir más o menos ileso del escándalo de Banca Catalana, la entidad que fundó con su padre y que desembocó en una querella de la Fiscalía contra el político y otros 24 directivos.

Entonces evitó su procesamiento con una votación en la que participaron 41 jueces, donde solo 8 pidieron enjuiciarlo y embargar sus cuentas: sospechaban que se había llevado a casa al menos 85 millones de las antiguas pesetas (507.000 euros). Las diligencias fueron archivadas por amplia mayoría, pero esos 8 magistrados de la extinta Audiencia Territorial de Barcelona estaban convencidos de que Pujol fue uno de los ideólogos de un entramado de 27 sociedades, creado por Banca Catalana, para desviar dinero a los bolsillos de sus directivos, que luego descapitalizaron la entidad hasta llevarla a la qiebra.

Tres décadas después, fuentes judiciales no dudan de que ahí comenzó a amasarse la fortuna de la familia más poderosa de Cataluña. «Entre Adolfo Suárez y Felipe González archivaron el asunto porque Pujol controlaba cosas que se movían por aquí, como Terra Lliure», sentencia el empresario catalán Josep Cusí, más conocido por ser desde hace 40 años la sombra del Rey Juan Carlos, compañero de largas horas de navegación, su mejor amigo. Discreto, casi misterioso, al armador no se la ha podido achacar ninguna indiscreción, pero está francamente enfadado con Pujol.

Nos sentimos muy decepcionados. Lo peor es que recogemos lo que hemos sembrado durante años. ¡Es una vergüenza! Y claro que es cierto que los hijos iban con la tarjeta de presentación por todas partes. Eso se sabía.

¿Se siente estafado?

¡Claro! A mí, como a otros muchos catalanes, ya me engañó con Banca Catalana. Lo conozco bien. Nunca ha sido ostentoso, vivía muy modestamente, pero a los hijos les dejó hacer de todo. Los empresarios se han callado porque se beneficiaban por otro lado. Todos calladitos porque no saben por dónde puede salir la cosa.

También le han decepcionado.

Descubres que los amigos que pensabas que tenías eran de otra manera. Yo pasé la Guerra Civil, la posguerra y la Transición, pero nunca pensé que vería esto.

Félix Martínez, periodista y biógrafo crítico del padre del catalanismo, está convencido de que si hace treinta años los grandes partidos lo encubrieron, ahora lo han derribado: «La protección se ha acabado con la amenaza soberanista. Lo veían como bisagra para mantener el bipartidismo. Pero todo eso se ha desmoronado. En cualquier caso, a mí no me cuadran los números. Se está exagerando. Al final habrá matado a Kennedy».

Ni deslumbraba con su presencia, ni era especialmente agradable a la vista, incluso se dormía en algún mitin. Pero los catalanes se sentían a salvo con la capacidad negociadora de su mesías, especialmente hábil con sus metáforas bíblicas, con los juegos de salón en Madrid, donde apoyó a González y Aznar. Ahora ninguno de los dos habla. Al menos, el expresidente socialista se ha excusado: «Está volcado en Venezuela, no tiene tiempo para nada más». José Luis Rodríguez Zapatero tampoco «quiere opinar sobre temas de actualidad». Ni el exlehendakari José Antonio Ardanza, «que no entra a valorar este tipo de temas». El abad de Montserrat no ha roto la relación. «Pujol ha sido bueno con el monasterio. Pero prefiere mantener su discreción por respeto a su figura. Es una decisión de la comunidad», explica un portavoz.

Son bastantes más los que callan que los que hablan «por miedo a que los tachen de anticatalanistas», coinciden los entrevistados. Aunque alguno que llevaba tiempo mordiéndose la lengua revienta ahora. Joaquim Triadú, conseller de Presidencia con Pujol, estaba llamado a ser su sustituto, pero el president eligió al final a Artur Mas. Volcado desde entonces en la empresa privada es socio de PwC Tax & Legal Services, la mayor firma de asesores legales y fiscales del mundo, Triadú no ha vuelto a hacer declaraciones públicas sobre su exjefe hasta ahora:

Me sabe muy mal todo esto. Me da mucha lástima el personaje con un final que ni Napoleón en Santa Elena. Ha hecho cosas muy buenas para el país, también ha habido errores. Me produce una cierta sensación de que no ha sido capaz de gestionar su legado histórico.

Le acusan de mentir, de ocultar mucho dinero, de hacer lo contrario de lo que ha predicado toda su vida.

Sí, tengo una desazón. Es como si descubrimos que este Papa, que nos cae tan bien, tiene mujer e hijos en Argentina. Y resulta que lo que predica no lo aplica en su vida personal. Pero es importante separar su legado político, cómo ha transformado el país en veinte años, de las miserias familiares.

«Me produce angustia»

El socialista Juan José Laborda, expresidente del Senado y miembro del Consejo de Estado que el martes avalaba al Gobierno para impugnar la resolución independentista del Parlamento catalán, aún guarda en la agenda de su móvil el teléfono del «político por antonomasia. No he conocido otro igual, con una entrega total que lo hacía imbatible y una cultura prodigiosa. Los que digan que lo sospechaban tendrán razón, pero yo nunca pensé que podía ser así. Y me dicen que va a salir más. Es terrible, me produce angustia porque no solo afecta a una persona por la que hemos sentido admiración, es que no se puede perdonar que alguien que está acusado de repugnantes delitos teorice falsamente sobre que España roba a Cataluña. Te duele especialmente que un símbolo de la pluralidad política y cultural de España sea todo lo contrario de lo que se pensaba».

Laborda recuerda el acto de conciliación entre Cataluña y Castilla y León cuando las relaciones entre ambas comunidades se tensaron más de lo debido. Un concierto en la catedral de Burgos, presidido por Pujol, puso fin al malentendido. Entonces gobernaba la comunidad el popular Juan José Lucas: «Nos respetábamos mutuamente. Ponía barreras a otros presidentes, pero a mí no, reconocía la importancia histórica de Castilla y León. Me recibió muchas veces en la Generalitat. El día que Fermín Cacho ganó el oro olímpico en Barcelona me invitó a cenar. Todo esto es increíble, me ha desconcertado porque entra en el campo de la delincuencia común».

La despujolización, la depuración de los escándalos que rodean al mito, avanza más rápido en las librerías que en la política. Se suceden los títulos sobre una de las caídas más estrepitosas de la historia reciente del país, mientras escritores e intelectuales catalanes ironizan ante semejante desmadre de millones sin control. Explica Eduardo Mendoza que lo sucedido con Pujol y su familia no le ha dejado atónito, «pero sí a mucha gente porque lo tenían por el padre de la patria. Y no porque sea incompatible ser padre de la patria y estafador, muchos han sido ambas cosas. Lo más sorprendente es la envergadura del negocio y el grado de implicación del propio Pujol». También le ha chocado «tanta falta de escrúpulos y, sobre todo, tanta conciencia de impunidad».

El pensador Salvador Pániker, otro catalán universal que hace vida submarina al margen de la marea independentista que lo inunda todo, no se siente estafado «porque no emitíamos en la misma longitud de onda. Pero no me esperaba esto de él. Me ha causado mucha sorpresa. Hace 50 años que lo conozco. No lo he tratado mucho porque no sintonizamos, pero lo había tomado por un hombre inteligente, con una gran pasión por Cataluña. Y todo ha sido muy tonto».

Sus amigos siguen defendiéndole a capa y espada. Incluso un conocido empresario le ha cedido un despacho en el Ensanche Izquierdo de Barcelona. Cuando le arrebataron la confortable oficina pagada por la Generalitat, alquiló la portería de su casa para leer y escribir. Pero a sus allegados les pareció demasiado por muchos billetes que guardara bajo la almohada. Ahora vuelve a escribir en un honorable estudio cientos de cuartillas con una letra que no entiende nadie y pasan a limpio sus hijos. Dicen que medita mucho sobre el honor.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios