¿Qué perdería España sin Cataluña?

El museo de la NASA de Huntsville, en Alabama, dedica una sala permanente a Ramón Casanova Danés, inventor del motor a reacción en 1917. Con semejante precedente, los catalanes no se alteran demasiado cuando se les recuerda que la productividad del personal investigador de sus universidades duplica a la del resto de España o que sus científicos publican el 46,6% de los trabajos más innovadores (hot papers) hechos en nuestro país o que ocupan la cuarta posición mundial en investigación científica por millón de habitantes. "No pensamos que somos los más guapos, ni el ombligo del mundo, aunque parezca lo contrario. Nos parece normal mirar fuera, medirnos a nivel internacional. Somos así, somos diferentes de verdad", trata de explicar Albert Masquef, presidente del Círculo Catalán en Madrid.

Serán discretos entre probetas, porque con un balón en juego y Gerard Piqué animando a la afición se vienen arriba en el minuto uno de partido. Los datos, abrumadores, brotan en el Observatori Català de lEsport: en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 aportaron un tercio de los deportistas de la delegación estatal (88 atletas de 282) y volvieron a casa con 5 de las 17 medallas. Cuatro años antes, en Pekín 2008, se llevaron la mitad (9) del medallero nacional. Durante la temporada 2014-2015, los clubes catalanes han ganado 21 títulos (9 de Liga y 12 de Copa) de los 54 posibles en las competiciones nacionales de todos los deportes. Han brillado en fútbol, hockey patines, waterpolo... Ellos y ellas, que también arrasaron en baloncesto. Como el Barça, que se llevó la Liga, la pitada Copa del Rey y la Champions. La segunda comunidad del ranking es Madrid con, ejem, 8 trofeos. Ivan Tibau, uno de tantos maestros del hockey patines que ha dado esta tierra, es el actual secretari general de lEsport y defiende un "modelo propio en la gestión del deporte, trabajando a largo plazo, con una base muy amplia y muy poquito a poco. Cogemos a los mejores de 15 o 16 años y los tecnificamos. Buscamos medallas pero también valores".

Como se independicen esto va a ser un drama.

Bueno, nosotros tendremos un gran camino por recorrer y España, dificultades en varias disciplinas. Todos tendremos que trabajar mucho.

Bromas deportivas y balanzas de pagos a parte, en vísperas de las elecciones catalanas más agitadas de la democracia por el carácter plebiscitario que los independentistas les dan y el resto les quita, resulta más sensible y atractivo que nunca tratar de medir esa "posición adelantada, en algunos casos sencillamente espectacular", que según el sociólogo y jurista Salvador Giner "Cataluña tiene en la península Ibérica". Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política, expresidente del Instituto de Estudios Catalanes, vuelve a las librerías esta semana con el ensayo 'Cataluña para españoles' (editorial Catarata), "donde explico el país, pero no me meto en el follón". Es complicado hacerlo con cifras. Giner solo se atreve con la Ciencia y recuerda esa especial vocación de los catalanes por la investigación, "impulsada por el Govern desde hace años", precisa la científica Pilar de Llunde, vicerrectora de la Autónoma de Barcelona y exparlamentaria por ERC. "Nos coordinamos entre todas las universidades y hemos logrado mantener la producción científica pese a los recortes presupuestarios del Estado".

¿Cómo les afectaría una hipotética independencia?

Decididamente nos beneficiaría, nos organizaríamos como nos gusta, con el modelo anglosajón que exige un rendimiento alto. Hay una buena investigación en toda España y el mismo corsé del Ministerio de Competitividad. Somos como una buena planta, pero sin fertilizante.

Enric Masip, héroe del balonmano patrio fue capitán de la selección española ganadora del bronce en las Olimpiadas de Sidney 2000, tira también de una metáfora agrícola para explicar los éxitos deportivos. "Si trabajas bien la tierra, tendrás cosecha todos los años. Si la explotas, te la cargas. El gran error es ver solo el éxito inmediato. En un lugar no salen campeones porque sí y en otros no. Durante los años 80 se dedicaron medios para la mejora del entrenamiento, la competición y el tratamiento médico. Se impulsó el centro de alto rendimiento, el primero de España, hubo un boom de instalaciones deportivas, algunas hoy sin uso. Con todo eso ha sido más fácil ser campeones".

Corazón, ojos y cáncer

Si en el laboratorio o en el estadio olímpico no hay muchas dudas sobre quiénes son los primeros de la clase, en algunos campos de la medicina menos. Nadie discute en cardiología a Valentín Fuster (director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares y del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinai de Nueva York). Ni a los Barraquer en oftalmología, cuyo centro privado ha sido elegido el mejor de España en una encuesta basada en entrevistas a 2.400 médicos, enfermeros, pacientes y periodistas especializados. Pero es que en oncología tienen al primero... del mundo. A sus 55 años, José Baselga es el director médico del Memorial de Nueva York, centro líder en la lucha contra el cáncer, y preside a los oncólogos de Estados Unidos. "De una manera sencilla, es el oncólogo con más influencia para tomar decisiones en el mundo", resume Jacint Corbella, catedrático de medicina legal y toxicología, enciclopedia abierta de los galenos catalanes. A Josep Tabernero le acaban de nombrar presidente de los oncólogos europeos y Joan Massagué ha sido propuesto para el Nobel por sus estudios en metástasis del cáncer realizados en Estados Unidos. "Ahora lo importante se hace fuera. Medicina catalana, capital EE UU, decimos aquí", sintetiza Corbella. Maneja listados como pocos y concluye que de los 400 investigadores médicos más importantes del mundo solo hay seis españoles, cinco adivinen de dónde.

A la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania, una de las más prestigiosas del planeta donde han estudiado fundadores y líderes de las compañías más grandes del mundo, jefes de estado y ganadores del premio Nobel, le gusta medir el pensamiento. Y los catalanes ganan por goleada en España. Son los pensadores más influyentes del país: Andreu Mas-Colell, consejero de Economía de la Generalitat, el politólogo Vicente Navarro o Xavier Sala i Martí, catedrático de Economía de la Universidad de Columbia, extesorero del Barç y otro de los habituales en las quinielas de los premios Nobel de Economía.

Dice Salvador Giner que hay una tendencia en Cataluña, por parte de partidos y movimientos políticos, "a ver a los intelectuales como agentes potenciales para legitimar sus ideas. Esto no ayuda nada en la tarea de clarificación desapasionada y racional que les corresponde". Será por esto o porque están hartos de manipulaciones, en la ciudad donde se dan los premios literarios más famosos del mundo hispánico los escritores son reacios a participar en el reportaje, pese a que la política pasa de refilón. "Este proceso está siendo tan prolongado en el tiempo que lo han hecho ya en repetidas ocasiones y todos nos han ido expresando ese deseo de mantenerse al margen de la exposición mediática", se excusan en Seix Barral, con superventas como Eduardo Mendoza. Es uno de los sellos de la poderosa Planeta, la sexta editorial más grande del planeta y la más influyente en español, donde también dan largas.

Para ser justos, los escritores han sido bastante discretos en este fin de verano tan tormentoso. Algunos músicos catalanes han dado más la nota. Estopa, en contra de la independencia. A favor, el tenor Josep Carreras "soy independentista y tengo un gran sentimiento patriota" o ¡Dyango! "soy independentista, se lleva en la sangre, no se puede evitar".