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«Me abrazo a mis árboles»

El artista se queja de sus achaques, recuerda que una de sus obras hechas en la cárcel llegó hasta el Papa Pablo VI y pide tiempo para seguir creando

CÉSAR COCA

Martes, 5 de mayo 2015, 01:14

Agustín Ibarrola (Ariz, 1930) trabajó en el campo cultivando la huerta y cuidando animales, fue pinche en una fábrica de zapatillas en Bilbao y pintor ... de brocha gorda en París, descargó camiones de vacuno en un mercado de la capital francesa, militó en el Partido Comunista y estuvo tres veces en la cárcel, vio cómo unos guardias civiles quemaban su caserío y llevó escolta por las amenazas de ETA. Este artista ha dado color a montes y escolleras, ha convertido viejas traviesas de vía férrea en iconos y uno de sus trabajos, sacado clandestinamente de la cárcel, llegó hasta el Papa Pablo VI como obsequio por su trabajo por la reconciliación en España. Ahora, cuando pasea por el bosque de Oma se abraza a sus árboles y sus piedras y pinta bocas con sonrisa en las grietas de la roca. Sentado en su caserío, sin la txapela que está unida a su imagen pública de forma irremediable, Ibarrola cuenta su vida, se detiene en el relato de algunos achaques de salud y pide tiempo para poder desarrollar algunos grandes proyectos que tiene en la cabeza.

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