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Klose celebra su gol.
Klose es otro ‘Fenómeno’
Primera Fase

Klose es otro ‘Fenómeno’

Extraordinario partido de ida y vuelta y decimoquinto gol en los mundiales del delantero de origen polaco, que igualó el récord de Ronaldo

Ignacio Tylko

Sábado, 21 de junio 2014, 02:03

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Inmenso duelo de estilos y de contrastes entre la poderosa maquinaria alemana, en Fortaleza menos compacta y fiable, y la alegre, desenfadada y valiente Ghana, que rozó el triunfo tras una remontada extraordinaria hasta que saltó Klose al campo, cazó un balón suelto en el área, marcó nada menos que su decimoquinto gol en los Mundiales e igualó el récord del Fenómeno Ronaldo.

Historia viva del ariete de origen polaco, ya con 36 años pero de buen rendimiento aún en el Lazio y un recurso excelente para Joachim Löw. Mantiene el olfato pero le falla el salto mortal hacia adelante en la celebración, ya que no dio bien la vuelta y se pudo lastimar los tobillos al caer.

El esperado duelo entre los hermanos Boateng estuvo muy por debajo del partido. Apenas dejó detalles reseñables porque ninguno estuvo participativo y ambos fueron sustituidos pronto, como si los dos seleccionadores se hubieran puesto de acuerdo. Pudieron coincidir en la misma zona del campo, ya que Jérome jugó de lateral derecho y Kevin-Prince se movió con libertad entre líneas, pero no chocaron nunca. Se trataron con aparente normalidad. Fríos y distantes pero sin dar que hablar.

Löw buscó más mordiente en el descanso al quitar al defensa del Bayern y dar rienda suelta a Mustafi, lateral de la Sampdoria con más proyección ofensiva. Y enseguida, tras adelantar Götze a la Mannschaft en un churro de remate, ya que golpeó primero el balón con la cabeza y luego con la rodilla, el técnico africano retiró al díscolo K-P y quiso más llegada con Jordan Ayew, delantero del Sochaux francés.

Cauteloso, ya avisó Löw en la víspera de que tenían trampa los ghaneses, cuartofinalistas en Sudáfrica, donde cayeron por penaltis ante Uruguay en el Soccer City. Exigió a sus pupilos máxima atención y predicó con el ejemplo, ya que alineó de inicio a Hummels pese a que el central del Dortmund sufría una molestia muscular. Hasta que se vio desesperado, insistió el técnico teutón en esa doble apuesta que le dio interesantes réditos frente a los portugueses, con Lahm en el eje del centro del campo y Müller de falso ariete, igual que jugó España en sus mejores tiempos, no precisamente en este Mundial en el que Diego Costa ha fracasado con el mismo estrépito que sus compañeros.

Trampa

Tenía razón cuando advirtió Löw de que, pese a la derrota ante Estados Unidos en Natal, este equipo africano «no es ninguna broma». Los jugadores elegidos por Kwesi Appiah, un técnico de la casa que fue un lateral izquierdo discreto y ahora es un brillante estudioso de los métodos modernos en los banquillos, llegaban con la soga al cuello y dieron guerra. Vaya si la dieron.

Son fuertes, están en buena forma y disfrutan de experiencia internacional porque varios juegan en grandes clubes. Ocho de los titulares militan en el fútbol europeo, todos menos el portero Dauda, que juega en el Orlando Pirates sudafricano, el defensa Afful, que ejerce en la modesta liga de Túnez, y el delantero Asamohah Gyan, que se gana muy bien la vida en los Emiratos Árabes Unidos.

No hubo grandes ocasiones en el primer tiempo, jugado ya a un alto ritmo, con más posesión de Alemania pero una defensa africana infranqueable. Permitió Ghana contragolpear a los germanos, que iniciaron bien desde atrás y terminaron casi siempre mal. Cuando intervenían Özil y Götze ocurrían cosas y Müller, que no es como el viejo Torpedo con el que comparte apellido pero también fabrica goles, se frotaba las manos. Pero siempre llegaba algún ghanés para cortar el último pase. Además, no se había cumplido aún la media hora y Özil ya mostraba síntomas de cansancio. Sudaba la gota gorda y no podía con su alma. Ha llegado corto de preparación, no es un jugador que destaque precisamente por su físico y el intenso calor de Fortaleza perjudicaba a los europeos en la misma medida que beneficiaba a los africanos.

Ghana se estiró pero tampoco dispuso de grandes opciones para marcar. De todos modos, Neuer tuvo que emplearse a fondo para desviar sendos tiros lejanos de Atsu y de Muntari, uno de los líderes de su selección, donde juega más en largo y hace muchas más cosas que en el Milan. Es agresivo y duro y no tuvo esta vez la compañía de Essien, que no se recuperó a tiempo.

El duelo alcanzó momentos de un ritmo endiablado y un precioso ida y vuelta tras la reanudación. El tanto de Götze provocó una reacción soberbia en los africanos, que en un suspiro voltearon el marcador tras dos preciosos tantos, el primero de cabeza y el segundo tras un pase soberbio de Muntari a Asamoah Gyan.

Tras el tradicional bailecito de los ghaneses, Löw tocó a rebato. Entraron Schweinsteiger y el polaco Klose, ese tanque que volvió a destrozar a una zaga rival en una acción de oportunismo e hizo historia. Ya no era la fina Alemania sino la Mannschaft de toda la vida, la del acoso y derribo.

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