Cómo conducir con nieve o hielo según los expertos

Dos palabras son clave: prevención y prudencia. Porque como recuerda la Dirección General de Tráfico (DGT) y sabe cualquier conductor avezado, «nieve, hielo, niebla, lluvia y viento alteran de forma significativa las condiciones de circulación y mayores dificultades a las previstas en el viaje, produciendo en el conductor fatiga visual y aumento de la tensión nerviosa».

Ernesto Nava, director de la Escuela RACE de Conducción, pide hacer estos días uso del vehículo privado en las zonas afectadas «solo si no queda otro remedio» y tras «hacer una evaluación correcta de la necesidad de desplazarse» bajo estas condiciones.

Si se va a realizar un desplazamiento interurbano es imprescindible realizar una preparación previa, informándose de las últimas previsiones y de la situación de las carreteras. También conviene tener previsto un itinerario alternativo, y asegurar que el coche está en perfectas condiciones, especialmente los neumáticos. «Un kit de superviviencia con ropa de abrigo, calzado extra, guantes, linterna baterías externas para el móvil y algo de comida y bebida puede ser extremadamente útil», apunta Nava, que insiste en un mensaje: «No salir a la carretera sin ton ni son».

El experto, con más de 30 años de experiencia impartiéndo cursos de conducción, recomienda montar durante el invierno neumáticos de temporada (con el signo M+S). «Ofrecen un agarre mucho mejor cuando la temperatura baja de los 7 grados positivos», puesto que reducen en 31 metros la distancia de frenado a una velocidad de 50 kilómetros por hora sobre la nieve. Si no se equipan, hay que llevar cadenas en el maletero por si las autoridades requieren su uso -a partir del nivel rojo de aviso-. Se instalan solo en las ruedas motrices, y conviene haber ensayado su montaje con antelación para no tener que aprenderlo con las manos congeladas (llevar un par de guantes es otro requisito indispensable) y en el arcen de una carretera nevada.

«Para desempañar los cristales, a parte de las lunetas, hay que hacer uso del aire acondicionado, en su posición de circuito, para que reseque el ambiente y disipe la humedad», explica Nava. Se puede accionar mediante el botón A/C de la climatización. La luneta térmica es otro viejo aliado, además de la tradicional rasqueta, de la que hay que hacer un uso intensivo «y no solo un raspón para poder mirar. Si no el peligro de no ver a un peatón es enorme». Para descongelar la luna hay que usar la propia climatización del vehículo (el agua caliente puede romper el cristal). Utilizar las luces de cruce durante el día es esencial, pero también lo es no abusar del antiniebla, sobre todo en ciudad, y accionarlo solo si nosotros mismos no podemos ver al coche que nos precede. De lo contrario solo sirve para deslumbrar a terceros.

Ya ante el volante, hay que evitar aceleraciones y deceleraciones bruscas, así como adelantamientos. «Anticipación y suavidad, esta es la norma básica para circular en condiciones adversas», según Jordi Gené, piloto, embajador de Seat y tutor ocasional en sus cursos de conducción invernal. Puesto que una zona en sombra puede esconder una placa de hielo, «lo importante es mantener la calma y no hacer maniobras bruscas. Se tiene que mover el volante con la máxima suavidad posible y pisar el freno ligeramente hasta que se rebase la placa y el coche vuelva a ganar adherencia».