Al volante del BYD Dolphin Surf: subrayado por colores brillantes, resulta atractivo, casi tanto como su precio

Vendido a partir de 19.990 euros (11.780 con ayudas y descuentos) en una versión de acceso a la gama nada básica (con control de crucero adaptativo, cámara de visión trasera, acceso al chip NFC, o GPS con pantalla táctil giratoria, entre otros.), el BYD Dolphin Surf desafiará a todos los coches eléctricos urbanos.

El Dolphin Surf Active lleva un motor de 88 CV y una pequeña batería LFP de 30 kWh brutos con una autonomía de sólo 220 km. Con un precio de 23.990 euros (15.780 si aplicamos ayudas y descuentos), el acabado Boost adopta un acumulador de 43,2 kWh que aumenta su autonomía hasta los 322 km en el ciclo combinado WLTP.

Vendido por 26.490 euros (18.280 € con ayudas y descuentos), el nivel Comfort eleva la potencia a 156 CV y el equipamiento a su nivel más alto (cámaras 360°, asientos calefactables, carga de smartphones por inducción, ver equipamiento detallado al final del artículo). Es este Dolphin Surf de última generación con el que hemos tomado contacto en su presentación, antes de medir su autonomía en el mundo real en una prueba más a fondo.

Sentados en un asiento de corte deportivo, giramos el curioso selector de marchas cilíndrico (parece un mando más de ventilación) situado por encima de las rejillas de aire. El BYD arranca en silencio… siempre que ignoremos los pitidos de advertencia y no pisemos a fondo: a pesar de estar sobre un asfalto perfectamente seco, pues los 220 Nm de par ya superan la tracción de las ruedas delanteras gracias al empuje del motor eléctrico de 156 CV.

El tacto del pedal de freno resulta natural y su consistencia se puede configurar en dos niveles. La misma posibilidad para la asistencia de la dirección (que merecería los modos Confort o Normal en lugar de Normal o Sport, innecesariamente duro) y para el nivel de regeneración durante la desaceleración. Casi nulo en modo Normal, este «freno motor» aumenta ligeramente en modo Alto sin llegar a detenerse. A la hora de aparcar, el Dolphin Surf Comfort finalmente saca a relucir su arma secreta: una batería de cámaras de 360° que escanean los parachoques, los laterales y las pequeñas llantas de aleación. Aparcar se convierte en un juego de niños, a pesar de que el radio de giro es mediocre para un coche eléctrico.

En cuanto a las suspensiones, a medio camino entre duras y blandas, absorben bien los baches en la ciudad.

En carretera, el Dolphin Surf alcanza los 120 km/h con una breve presión del acelerador y activa su sistema de conducción semiautónoma con un movimiento del botón dedicado en el volante. La distancia con el vehículo precedente a veces fluctúa, el volante oscila a menudo para mantener el coche en el centro de su carril, pero el equipamiento es raro en este nivel de gama y demuestra la orientación tecnológica del pequeño coche chino.

Homologada en 310 km en ciclo combinado WLTP, la autonomía del Dolphin Surf 156 CV, en nuestro recorrido que combinaba calles y autovías en el entorno de Madrid, a 110 km/h, consumió 14,8 kWh/100 km, lo que equivale a más de 270 km de autonomía en esta ruta, que refleja un uso diario. Medidos a una temperatura de 20°C, estos valores serán más que suficientes en verano. Pero deberían disminuir en la temporada de invierno, que suele ser dura para un modelo de batería LFP sin bomba de calor.

Cabe señalar que, en el uso diario, el Dolphin Surf tolera hasta 11 kW en corriente alterna (es decir, 5 horas de espera para una carga completa en un terminal público de esta potencia) y sigue siendo compatible, como todos los BYD , con la carga bidireccional que permite alimentar un dispositivo eléctrico a través de un adaptador en su toma de carga (3.300 W máx.).

Aunque sus dimensiones exteriores son ajustadas, el interior resulta amplio y muy habitable. Si bien son rígidos, los materiales están cuidadosamente ensamblados y transmiten una buena percepción de calidad, como el revestimiento original del tablero que imita la gamuza. A esta atmósfera contribuyen los asientos con reposacabezas integrados y el volante de tres radios revestido en símil cuero, así como la famosa pantalla central giratoria.

Más pequeña que la de otros BYD (10,1 pulgadas aquí), la pantalla táctil central gira un cuarto de vuelta con solo tocar un botón en el volante. La posición vertical no es compatible si conectamos el martphone a través de Apple CarPay o Android Auto. La navegación GPS con información sobre el tráfico (pero sin zonas de peligro) y el eficiente planificador de rutas permiten prescindir de él, al igual que las múltiples aplicaciones de música. Incluso hay un karaoke para pasar el tiempo mientras recargamos…

Aunque está muy bien presentada en sus páginas principales, la interfaz exige un tiempo para acostumbrarse. Entre el aire acondicionado manual controlado a través de la pantalla (los números del 1 al 15 sustituyen la temperatura programada del aire acondicionado automático) y los ajustes repartidos en diferentes menús (alertas de exceso de velocidad, nivel de regeneración, consistencia de la dirección, nada está agrupado), a menudo hay que apartar la vista de la carretera. Hay una página de accesos directos personalizables, pero nunca aparece la primera vez y requiere dedos ágiles para apuntar sus pequeñas teclas.

En las plazas traseras dos pasajeros viajan muy bien. Excelente espacio para la cabeza, respaldo generosamente reclinado y muy buen espacio para las piernas que se adaptarán a los adultos (no todos sus rivales pueden decir lo mismo...). El maletero es más común, con 308 litros anunciados incluyendo el espacio bajo el piso para acomodar los dos cables de carga. La falta de una bandeja trasera y de una zona de carga plana con los asientos abatidos perjudica el modularidad.

Cómodo, acogedor y bien presentado para un coche urbano, el BYD Dolphin Surf ofrece en la versión de 156 CV un rendimiento igual de digno que modelos del segmento superior. La autonomía, que es más que suficiente para el uso diario (batería de 43,2 kWh), se hace demasiado corta para emprender con tranquilidad un largo viaje, pero ningún rival lo hace mejor.

Al igual que otros BYD, el pequeño coche chino, además de una excelente relación precio y producto, ofrece otras cualidades que le hacen atractivo.