La UGR estrena la Azucarera con la llegada de los primeros investigadores
El laboratorio de investigación de la Madera traslada la maquinaria que tenía en la Escuela de Edificación a una nave de más de 1.200 metros
Andrea G. Parra
Jueves, 12 de junio 2025, 00:29
Francisco Rescalvo Fernández, investigador de la Universidad de Granada (UGR), coge el metro y señala en el suelo, tras mover con una carretilla una gran ... cantidad de tablas de madera, el punto exacto donde la grúa debe descargar la máquina. Son algo más de las once de la mañana del día 11 de junio de 2025 y la Azucarera de San Isidro, el gran campus sostenible de la Universidad, cobra vida mientras recibe al primer grupo de científicos.
Los operarios acoplaron ayer miércoles las piezas que desde el martes desmontaron en la Escuela de Ingeniería de Edificación en el campus de Fuentenueva, para llevarlas a la nueva sede de la Unidad de Investigación de la Madera Estructural de Andalucía (UIMA).
Tras la compra de la Azucarera por parte de la UGR en 2021 para convertirla en un Campus Referente en Europa, este grupo había empleado una de sus naves, la que estaba en mejor estado, a modo de almacén auxiliar. Con la mudanza de ayer se puede dar por estrenada la sede de la Universidad en la antigua fábrica. Es un paso al frente para el que será uno de los grandes polos de desarrollo de la capital, mientras se tramitan los primeros proyectos para rehabilitar las naves. En mayo, el gobierno licitó la primera fase para la recuperación de uno de los espacios. Vuelve la vida a este bien de interés cultural que fue casi una ciudad en miniatura y que estaba abandonado desde finales de los ochenta.
La nave que utiliza desde ayer la UIMA está cerca de la casa del director de la antigua fábrica. Con las máquinas allí, en alrededor de una semana estarán también instalados los investigadores.
El gran portalón de la nueva sede del gran laboratorio de la madera deja ver la plaza principal del recinto de San Isidro. Las fachadas de los inmuebles centrales son las que están más deterioradas. Y, justo enfrente, se erige la destilería, que será objeto de esa reforma licitada por el Gobierno. Huele a madera. Fuera no hay nada, pero el gran espacio científico se prepara para acoger al grupo liderado por el catedrático Antolino Gallego.
Esteban Peña, de la empresa Mecatec, que ha venido a Granada junto a un compañero expresamente para desmontar y montar las máquinas y que no haya ningún problema, lo resume muy bien: «Aquí han hecho un centro muy bueno. Está muy bien para todo lo relacionado con la madera». Llegaron el martes y ayer miércoles estaba previsto que se quedara todo listo. La mudanza era «delicada» y querían que estuvieran aquí, aunque ellos se dedican más en su empresa a la formación y programación.
De almacén a laboratorio
Este miércoles el trasiego ha estado en la nave de entrada del futuro campus de la Azucarera. La nave del grupo de Antolino Gallego era un almacén de azúcar construido en la década de 1960 y es, de hecho, la edificación más reciente del conjunto fabril. Su estructura está compuesta por cerchas metálicas de cubierta a dos aguas, fachadas de ladrillo visto y amplios portones de acceso, lo que la convierte en un espacio amplio y versátil. Nada más entrar se puede observar. El patio trasero da a lo que fue una antigua capilla. Se conserva la cruz de la portada.
Los investigadores, en esta primera fase unas ocho personas junto a los técnicos, pasarán de trabajar en un sótano en la Escuela de Edificación en cien metros cuadrados a una nave industrial de 1.332 metros cuadrados construidos (de los cuales 1.254 metros cuadrados son útiles). Hay una sola planta y una altura libre interior de siete metros. Estará organizada en cuatro secciones.
Trabajarán con piezas de madera de hasta diez metros. Hasta ahora, lo hacían con un máximo de tres metros. Cuentan con carretilla, pero también adquirirán una grúa móvil para poder moverlas. Nada más entrar habrá una zona con carpintería. Habrá también espacio para transformación con vigas laminadas. En una tercera sección se centrarán en el análisis de madera, hormigón y almacenamiento. Y en una cuarta, al ensayo y monitorización. A futuro esperan tener un espacio donde poder controlar humedad y temperatura.
Todo está abierto, salvo los pilares que mantienen la infraestructura. Hay un despacho en altura. Las mesas de trabajo están hechas con madera de chopo, eucalipto y pino laricio. Los catorce escalones que llevan hasta el despacho también combinan estos tres tipos de material. El gran cartel con las letras UIMA está hecho con madera de pino.
En este laboratorio, los investigadores, que han conseguido ser referentes en el sector y conseguir financiación a nivel europeo, desarrollarán trabajos a escala real para después transferir ese conocimiento a la industria. Antolino Gallego, catedrático de Física Aplicada de la universidad granadina, explica que «el traslado permite disponer de un gran espacio donde poder realizar investigación a escala real en toda la cadena de valor de la madera, desde el árbol hasta el producto final para construcción y su montaje para construcción industrializada».
El profesor subraya que «esto permite hacer transferencia al sector productivo de manera eficiente, a nivel forestal, industria de transformación y construcción sostenible, dando un carácter muy marcado a la Universidad como entidad pública para transformar el entorno. Nuestro laboratorio, de hecho, es una pequeña industria a escala y eso permite evaluar los procesos de forma cercana a la realidad».
Están contentos. Francisco Rescalvo Fernández, que tan pronto ladeaba lo que estorbaba, que daba indicaciones para que entrara el camión o que señalaba dónde iba la siguiente pieza, incidía en todo el espacio que van a ganar. Por su parte, Antolino Gallego aprovechaba para pedir colaboración para que la Azucarera sea un campus sostenible con todas las estancias recuperadas. «Creemos también importante transmitir el mensaje de que nuestro laboratorio devuelve la vida a la Azucarera a través de una pequeña industria de I+D+i. Una industria del pasado sirve para fomentar industrias del futuro, un mensaje muy fuerte para que las administraciones y el sector privado se animen a seguir invirtiendo en la rehabilitación de un espacio único como la Azucarera de San Isidro», reivindicó.
La siguiente fase cuenta ya con una licitación. El Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana licitó en mayo por 1.578.332 euros las obras de conservación y adaptación de la nave de enseres de la destilería para espacios de trabajo e investigación. Esta licitación también incluye trazados de obras ordinarias de redes de infraestructura interior.
La intervención se enmarca en la primera fase de un plan integral para la recuperación del conjunto de naves de la destilería de la Azucarera de San Isidro, un proyecto estratégico para Granada. En esa zona la intención es diseñar una especie de campus con espacios para investigación, formación y extensión universitaria. El Ayuntamiento ha adquirido también el Ingenio de San Juan, dentro del mismo complejo. Para llevar a cabo toda la rehabilitación serán necesarios decenas de millones.
Máquinas que valen más de un millón
La Unidad de Investigación de la Madera Estructural de Andalucía (UIMA) en la Azucarera contará con maquinaria valorada en un millón de euros. Ya están en la nave máquinas de medio millón y esperan otras por el mismo valor. Han trasladado de la Escuela de Ingeniería de Edificación una prensa multiensayos de veinte toneladas. También una prensa lineal para vigas laminadas de hasta tres metros de largo y una prensa superficial de platos calientes para CLT y madera microlaminada. Dispondrán también de una máquina versátil con cepillo, regrueso, sierra de corte y tupi. Han comprado ya una carretilla de 3.000 kilos que permite elevar cargas hasta 4,9 metros de altura, encoladora de rodillos, cepilladora y regruesadora de piezas de hasta 400 milímetros, aserradero horizontal y secadero industrial. Hay alguna más. Van a adquirir, con una subvención del Gobierno central, un puente grúa móvil de 4,5 toneladas, que permitirá la movilidad cómoda y segura de prototipos de grandes dimensiones bien en madera o mixtos madera-hormigón dentro de la nave. También un pórtico de ensayos a flexión de hasta diez metros de luz (de un pilar a otro) y capacidad de cuarenta toneladas. Esto permitirá, según explican los científicos, ensayar productos a escala real.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.