Las residencias de estudiantes de Granada se quedan en la mitad de ocupación con las clases on line
El anuncio de la Universidad de Granada de que la docencia seguirá siendo telemática hasta Semana Santa provoca un nuevo éxodo de alumnos
Andrea G. Parra
Granada
Miércoles, 3 de febrero 2021, 01:09
Cada comienzo de semestre en la Universidad de Granada (UGR) era un estallido de vida en las calles de la capital granadina. Eso no ocurrirá ... este día 3 de febrero ni tampoco el día 22, las dos fechas de inicio del segundo semestre en las diferentes facultades y escuelas, tras el anuncio de la UGR de que las clases serán on line al menos hasta las vacaciones de Semana Santa, que comienzan el 26 de marzo y terminan el 4 de abril. Para estudiantes que alquilaron pisos o reservaron plaza en residencias o colegios mayores este anuncio de que no habrá docencia teórica presencial en los próximos dos meses ha sido la puntilla para que decidan hacer las maletas y volver a sus hogares familiares.
Sergio Chica, coordinador de las siete residencias adscritas a la UGR y al frente de la residencia Fernando de los Ríos, describe que ha sido «un tsunami de llamadas». Padres y madres han contactado con ellos para anunciar que rompen el contrato y dejan su plaza. «Nos mantendremos abiertos, pero a costa de mandar gente al ERTE. Va a ser difícil, muy duro hasta junio», lamenta.
Calcula que la ocupación en la Fernando de los Ríos se reducirá un 50% más, mismo porcentaje al que se enfrentan el resto de residencias. Ofrecen unas 345 plazas. La más mayoritaria es la Carlos V, con casi 400 plazas, que también está perdiendo muchos residentes. En total las siete residencias adscritas suman algo más de mil plazas.
Los residentes que están rompiendo el contrato que firmaron al inicio de curso están perdiendo las fianzas, por lo general. En la mayoría de los contratos, las cláusulas covid contemplaban un confinamiento domiciliario, no el perimetral, para una reducción de los pagos.
Chica defiende que las residencias, al menos las que tienen convenio con la UGR, han gastado dinero en adaptarse, han hecho planes de contingencia, invertido en medidas de protección y adecuado para hacer frente a la pandemia. Espera reunirse con responsables universitarios, entre ellos el vicerrector de Estudiantes, y ver qué tipo de ayudas pueden tener. «A día de hoy no tenemos contagios por covid-19 en ninguna de las siete residencias», subraya Chica
Los colegios, mejor
En Granada también hay residencias o bloques de pisos con zonas comunes que acogen a estudiantes que no están bajo el paraguas de la Universidad. La directora del colegio mayor Jesús-María y portavoz de estos alojamientos universitarios en Granada, María Rodríguez, cifra en un 10% los colegiales que plantean la reducción de cuota o darse de baja. Recuerda que cuando al inicio de curso optaron por los colegios mayores estos estudiantes sabían que existía esta posibilidad de que la docencia fuera on line y se comprometieron a estar todo el curso. «Nosotros somos Universidad las 24 horas», subraya. Lo dice en relación a que desarrollan actividades formativas.
El coordinador general de estudiantes de la UGR, Javier Torres, ha pedido al Rectorado que, si se retoma la semipresencialidad tras la Semana Santa, haya ayudas económicas para que los estudiantes con problemas económicos no se vean expulsados de la carrera universitaria.
«Si lo hubiera sabido, no habría alquilado una habitación»
María Morales estudia segundo de Química y vive en Dúrcal con su familia. En septiembre alquiló un piso con otras dos compañeras en Granada, pero duró poco. «Si hubiera sabido que las clases iban a ser on line no hubiera alquilado», relata. No obstante, pactó con el dueño del piso que, si se tenía que ir, le devolvería la fianza; a cambio, María tenía que buscar otro inquilino para esa habitación. Lo consiguió y en noviembre dejó el piso y volvió a Dúrcal. Las prácticas que tenía que hacer presenciales las hizo concentradas en una semana. Ahora se alegra de su decisión de volver al pueblo. Ha tenido cinco exámenes presenciales en enero y ha ido a Granada en autobús, porque con el confinamiento perimetral su familia no la podía llevar ni traer. Ha tenido suerte: vive a solo media hora de la Facultad.
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