El nuevo supercomputador de la UGR reduce a 24 horas procedimientos que podrían durar 25 años
La Universidad se consolida como referente nacional en computación de altas prestaciones, con un nuevo ordenador, Albaicín, entre los 10 más potentes de España y el «primero de Andalucía»
Andrea G. Parra
Granada
Miércoles, 2 de febrero 2022, 00:29
«Una simulación para el desarrollo de nuevos fármacos, algo que típicamente puede necesitar 200 horas de trabajo en UGRGrid, que estuvo en la lista ... TOP500 de los 500 superordenadores más potentes del mundo, en Albaicín podría reducirse a solo una hora». Es un ejemplo que evidencia muy bien la capacidad del nuevo superordenador del Servicio de Supercomputación del Centro de Servicios Informáticos y Redes de Comunicación (CSIRC) de la Universidad de Granada (UGR). Se trata de Albaicín. El ruido no permite escuchar a quien se tiene al lado en el estrecho pasillo donde están los cables, placas y armarios de esta superinfraestructura que alberga el edificio Mecenas, en el campus de Fuentenueva. Nada que ver con las pantallas de las máquinas tecnológicas que se acumulan a la entrada del edificio.
Albaicín es el equipo que se ha sumado a los supercomputadores ya activos: UGRGrid (desde 2007) y Alhambra (desde 2013). Esta tecnología puntera ha contado con un presupuesto superior a 1,2 millones de euros y multiplica por 200 la potencia de UGRGrid y por 20 la de Alhambra. Esto supone un salto desde los 36 teraflops –la unidad que mide la capacidad de cálculo de este tipo de infraestructuras– actuales que ofrece la UGR, a los 822 que alcanzará con Albaicín. «Los 9.520 núcleos de Albaicín son capaces de reducir a tan solo 24 horas procedimientos científicos de altísima complejidad que podrían llegar a durar 25 años», describió el informático jefe de servicio del CSIRC-Sistemas de Investigación y Supercomputación, Jesús Rodríguez Puga.
La profesora del departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear, Blanca Biel, lo resume en una sola frase: «No podría hacer mi trabajo sin supercomputación». Hace investigación básica, con elementos diminutos. Con las simulaciones en el supercomputador analiza la carga eléctrica estructural, por ejemplo. Busca nuevos materiales y analiza cómo actuarían en determinadas circunstancias. Son cuestiones muy complejas que analiza con la supercomputación. Esas simulaciones cuánticas de materiales bidimensionales necesitan las capacidades de la supercomputación. «Ahora también estamos estudiando biomoléculas y nos centramos en analizar mutaciones de las bases que componen los ácidos nucleicos como el ARN o el ADN, con el objetivo de detectar posibles enfermedades», describió Biel.
También reseñó la UGR trabajos como el del profesor de Física Teórica y del Cosmos Carlos Abia Ladrón de Guevara, que utiliza los superordenadores en sus estudios sobre la composición química y la evolución de las estrellas en la fase final de su existencia. Son solo algunos ejemplos.
Albaicín estará a pleno rendimiento en el mes de marzo. Incluye los últimos componentes en tecnología de computación e interconexión de ordenadores. El equipo dispone de 170 nodos fabricados por Huawei que incluyen 9.520 núcleos de proceso de última generación de procesadores Intel. Adicionalmente, este nuevo ordenador va a aumentar la red de almacenamiento masivo.
Con esta nueva tecnología pueden aplicar, por ejemplo, cálculos mecanocuánticos a sistemas biológicos cuando antes esa posibilidad era prohibitiva debido a su enorme coste tanto en tiempo de CPU como en memoria RAM necesaria, según explican los técnicos del servicio. Hay investigadores de la UGR que hacen simulaciones de campos magnéticos en colaboración con Airbus, con objeto mejorar el aislamiento de las cabinas de los aviones. Este nuevo equipo ayudará.
Líder regional
La Universidad granadina con esta infraestructura se consolida como referente a nivel nacional en la computación de altas prestaciones (HPC), con un ordenador entre los 10 más potentes de España, y como líder regional en la supercomputación aplicada a la investigación con carácter multidisciplinar. Desde los equipos del edificio Mecenas prestan servicio a 125 grupos de investigación y más de 500 investigadores de las universidades públicas andaluzas: Granada, Sevilla, Jaén, Pablo de Olavide, Almería, Huelva y Cádiz.
Estos grupos trabajan en líneas muy variadas: estructuras biomoleculares, modelos atmosféricos, dinámicas estelares, nanopartículas, electromagnetismo, modelos de aprendizaje e inteligencia artificial, estudios estadísticos y otras muchas áreas que necesitan procesar datos de forma masiva. Investigación que tiene como objetivo redundar en el beneficio de la sociedad.
Este martes era un día de enhorabuenas en la Universidad granadina. Un amplio grupo de profesores estuvieron en la presentación celebrada en la Facultad de Ciencias. La rectora destacó el trabajo de todo el personal y se refirió en concreto a la implicación de Óscar Cordón al solicitar la subvención para ampliar los equipos de supercomputación. Cordón es catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial y anterior delegado de la rectora para la Universidad Digital.
La actual delegada de la rectora para la Universidad Digital, Begoña del Pino Prieto, defendió que la supercomputación es «un elemento decisivo para impulsar la investigación, la innovación, la transferencia de alto nivel y la formación especializada». Fue la encargada de desgranar las ventajas de este nuevo equipo. Argumentó que su carácter es estratégico en la UGR, dentro de las líneas que marca la Agenda Digital para Europa y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Por su parte, el vicerrector de Investigación, Enrique Herrera, hizo hincapié en la importancia de que la supercomputación sea utilizada por los grupos de investigación, como se está haciendo; y, a la vez, reforzar las actuaciones para que esa innovación llegue a la sociedad a través de proyectos con empresas.
Los técnicos encargados de este servicio de supercomputación de la UGR se afanaron este martes en detallar la importancia de lo que se hace a través de estas máquinas. Desde la incorporación en 2007 de la primera infraestructura de cálculo de memoria distribuida, han acumulado aproximadamente 32.000 años de CPU con procesadores de distintas tecnologías, equivalente a más de 2.000 años de trabajo de una estación de trabajo de última generación de 16 cores.
Esto ha permitido mantener un tejido investigador en casi la totalidad de las ramas de la ciencia, que involucra el estudio desde sistemas pequeños como partículas subatómicas o moléculas hasta el estudio de colisiones estelares.
«Un portátil suele tener una CPU con 4 cores, mucho menos potentes que los de una estación de trabajo. Pero la comparación habría que multiplicarla por cuatro. Es decir, grosso modo, si necesitamos 1 hora de trabajo de los superordenadores, con 12.500 cores, en un portátil necesitaríamos 3.000 veces más tiempo, es decir, 125 días», concretan.
El aumento de capacidad de cálculo obtenido con la puesta en marcha de Albaicín es superior a veinte veces la capacidad ya existente. Eso permite no solo aumentar el número de trabajos realizados, sino profundizar en las metodologías empleadas, con modelos más precisos y de mayor detalle.
La tecnología no para y la UGR se refuerza para que su investigación vaya a toda velocidad en el análisis de datos.
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