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El recinto de la Azucarera de San Isidro recobrará la vida en tres meses. Lo hará con investigadores. De los jornaleros de la industria azucarera pasará a ver pasear por este recinto a científicos. El edificio, un antiguo almacén, ha sido recepcionado por la Universidad de Granada (UGR) este pasado martes, seis de mayo, y será la sede del Laboratorio de Investigación e Innovación en Madera Estructural (UIMA). Serán los primeros inquilinos de lo que está llamado a ser el futuro campus sostenible de la institución universitaria granadina.
Han sido varios los años que se lleva anunciando el traslado. Al final la inauguración fue sin convocatoria pública ni fotos, pero muy esperada y deseada. La nave, en la que ya estaba la madera, troncos y láminas el año pasado, acogerá al grupo que coordina Antolino Gallego, catedrático de Física Aplicada de la Universidad granadina. Explicó este jueves que ahora van a comenzar la mudanza. «Que nos llevará unos dos o tres meses. Espero que quizás algo menos», apuntó. Traslado de máquinas, oficinas, decoración, etcétera, según contó. Serán siete investigadores y tres técnicos de laboratorio.
Gallego comentó a este periódico que están «muy contentos». Son los primeros en mudarse a este recinto tan emblemático que compró la UGR en 2021. «Es un espacio de grandes oportunidades», destacó el catedrático. «También creo que esto puede impulsar que otros vengan y la Azucarera vaya tomando vida», valoró.
Ganan muchísimo espacio. «Y también podemos poner la maquinaria que nos han concedido del Ministerio de Ciencia, medio millón de euros», añadió. Línea de prototipo de vigas laminadas de hasta 10 metros de longitud y un pórtico de ensayo de estructuras de grandes dimensiones, hasta 10 metros. «Estas nuevas estamos en proceso de licitación de la compra», concretó.
En la actualidad, en la Escuela de Edificación en el campus de Fuentenueva, el laboratorio está en los bajos del edificio con mucho menos espacio. En unos cien metros cuadrados, donde han conseguido ser referente científicos en su campo a nivel nacional. El edificio objeto de la actuación en la Azucarera ha sido una nave industrial de 1.332 metros cuadrados construidos (de los cuales 1.254 metros cuadrados son útiles), independiente y de una sola planta, con una altura libre interior de siete metros. Este almacén de azúcar fue construido en la década de 1960 y es, de hecho, la edificación más reciente del conjunto fabril. Su estructura está compuesta por cerchas metálicas de cubierta a dos aguas, fachadas de ladrillo visto y amplios portones de acceso, lo que la convierte en un espacio amplio, versátil y fácilmente adaptable.
La Azucarera de San Isidro (1901-1984) es un conjunto industrial declarado Bien de Interés Cultural en el año 2015.
La actuación en esta primera nave, diseñada por la arquitecta Amor Hernández Moreno, y supervisada por la Unidad Técnica de la UGR, ha sido «especialmente cuidadosa en términos de conservación. No se ha intervenido en la estructura portante ni en la envolvente, preservando íntegramente la volumetría original del inmueble. Se trata de una rehabilitación reversible y de bajo impacto, que permite el nuevo uso administrativo, docente e investigador sin comprometer el carácter arquitectónico del edificio ni los valores del entorno Bien de Interés Cultural en el que se integra», según informó la institución universitaria granadina en una nota de prensa.
Al acto de recepción del inmueble asistieron, entre otros, la vicerrectora de Infraestructuras y Sostenibilidad, Montserrat Zamorano, el director de la Unidad Técnica de la UGR, José Francisco Moriana, y Antolino Gallego, catedrático de Física Aplicada y coordinador de UIMA
Esta nueva instalación supone poder tener investigación en toda la cadena de valor de la madera, desde el monte hasta la industria y su aplicación en la edificación, con escala de tamaño real. En un futuro, la intención de este laboratorio es ser una herramienta clave para impulsar y dar servicio a un ecosistema industrial basado en la madera local, precursor de un cambio de paradigma en los sectores forestal y de la construcción y la arquitectura de Andalucía. Tomando como plataforma de lanzamiento el proyecto europeo LIFE Wood for Future.
Es el comienzo de futuras mudanzas de otros grupos en la otra esquina del recinto que está proyectado recuperar primero. El comienzo de un ambicioso plan que necesitará de muchos millones de euros para que las antiguas fábricas sean sede docente, científica y cultural en un campus sostenible.
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