Las clases de español más solidarias e integradoras
Docentes de la Universidad de Granada imparten de forma voluntaria un método comunicativo para cubrir las necesidades básicas
Andrea G. Parra
Granada
Miércoles, 22 de junio 2022, 00:19
El idioma ha sido a lo largo de la historia motivo de refriegas entre pueblos. En este caso es todo lo contrario. Es la mejor ... herramienta para la integración. Un abrazo de inserción. Profesores del departamento de Lengua Española de la Universidad de Granada (UGR) no dudaron en arremangarse para de forma voluntaria impartir clases de español a refugiados ucranianos que han tenido que huir de sus casas tras la invasión de Putin.
Las caras de los alumnos ucranianos de todas las edades que aprenden español en una de las clases de la Facultad de Relaciones Laborales y Recursos Humanos tienen un poso de tristeza que no se disimula ni con la sonrisa que ponen para la fotografía de este reportaje. Han tenido que abandonar sus hogares y a sus familias. Unos lo han hecho solos y otros, acompañados, como Elisa, que está con su madre, Irina.
A Elisa, de 17 años, le gusta estudiar idiomas y ya habla y entiende algo de español. En su país había estudiado un poco de francés y de inglés. Con el bachillerato recién terminado, comenta que en España le gustaría estudiar algo relacionado con los idiomas. «Hablaba con una amiga que podría ser en la Facultad de Traducción, aunque también está bien Filosofía», comenta. En Ucrania alguna vez había pensado en Medicina para cuidar niños, pero dice que es «muy difícil», tanto aquí como allí. La joven, que está alojada en estas primeras semanas en Granada, junto a su madre y otros cientos de compatriotas, en el hotel Leonardo, bajo la protección de Cruz Roja, ya ha encontrado un trabajo. Todos están muy preocupados por el tema del empleo.
Otra de las estudiantes de estas clases de español es Ivelyna Podgorna. Tiene 26 años y es investigadora en Ciencias Económicas. Está sola en Granada y lleva aquí dos meses. Tiene un contrato, de momento, de cuatro meses con la Universidad granadina, con la que ya colaboraba desde su Universidad de Odesa, antes de la guerra. «Hablo, pero poco», dice con su libro de español en la mano. Para esta investigadora poder ir superando niveles de estos libros es toda una satisfacción. A la UGR le han donado 50 ejemplares del manual ELE nivel A1 para trabajar esos contenidos en el aula. Ivelyna comparte piso con otras personas y no sabe qué será de su vida. «Todo depende de la situación», comenta, en alusión a la evolución de la guerra.
Deberes para 'casa'
En dos pizarras hay palabras en español que ayudan a estos refugiados. También hay deberes. «Estas son las tareas para casa. Escribir estas personas. Una ficha», les dice la profesora del departamento de Lengua Española Edyta Waluch de la Torre. Para casa, una casa que no es la suya. Y que en algunos casos es un hotel. Edyta es polaca y docente de la UGRdesde 2007. «Pensamos que la herramienta más útil para ellos es el idioma», valora. Por eso pusieron en marcha este voluntariado.
Llevan unas semanas con las clases y Edyta relata que el perfil de los alumnos es muy variado. Los hay jóvenes y mayores y de todos los sectores profesionales. «Aprenden rápido», apunta. Aunque hay mucha rotación de refugiados que van a las clases, porque algunos las dejan cuando encuentran trabajo o se van a otras localidades. A estas clases han llegado incluso personas que solo sabían el alfabeto cirílico. «El ucraniano es difícil como tal y para aprender el español no tienen problemas», añade Edyta. Dice que en clase hay muy buen ambiente y es «muy gratificante».
En la coordinación de este voluntariado tan especial trabajan el decano de la Facultad de Relaciones Laborales y Recursos Humanos, Francisco José Díaz Bretones, y el director del departamento de Lengua Española, Antonio Manjón-Cabeza Cruz, junto con varios docentes.
Imparten clases para varios grupos diferentes días a la semana. Enseñanza de escritura y lectura del alfabeto latino son algunas de las actividades. El equipo docente aplica un método comunicativo para cubrir las necesidades básicas de quienes necesitan esta formación. Doce profesores del departamento de Lengua Española con experiencia en la enseñanza para extranjeros respondieron a la llamada del voluntariado y en ello están. Son conscientes de que el idioma abre a los refugiados las puertas de participación en la vida social y en la búsqueda de un trabajo.
Radka Svetozarovova, otra de las profesoras, comenta que para ella es un reto dar estas clases, pero de manera muy positiva. «Hay alumnos con contextos personales y familiares muy diferentes, madres que vienen con sus hijos, incluso generaciones enteras, hay una gran disparidad de edades y también de conocimiento previo… Por otro lado, yo también, siendo eslovaca, me sentía muy implicada con la situación y tenía muchas ganas de ayudar. Estoy muy contenta con las clases; al fin y al cabo ellos aprenden el idioma, pero yo también aprendo mucho», señala.
'Hola', 'hasta luego' o 'trabajo' son algunas de las palabras que los refugiados ucranianos pronuncian cada día de forma más repetida. «Bienvenidos a las clases de español», dicen los docentes voluntarios. Y de forma implícita y simbólica les ofrecen un abrazo cultural y lingüístico para encontrar un poco de sosiego en esta guerra que asola su país.
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