Una unidad franco-británica frenará la migración en el Canal de la Mancha

La responsable británica de Interior, Priti Patel, y su colega francés, Gérald Darmanin, ya acordaron el mes pasado crear una Unidad Operativa de Investigación Franco-Británica, pero no parece haber tenido el efecto deseado. Hace poco más de una semana se registró el mayor número de inmigrantes detenidos por las autoridades británicas en botes.

Fueron 235 en un solo día y Patel, «furiosa», según sus portavoces oficiales, habría pedido la intervención de la Armada Real para «empujar de regreso» a los botes o «bloquearlos». La idea se ha descartado y el nuevo plan desplegaría hasta 40 guardacostas británicos para identificar a los botes cerca de los puntos de partida y pedir su detención por las autoridades francesas.

Patel ha nombrado a un exmarine con experiencia en la persecución del crimen organizado y en la Fuerza Fronteriza (BF), Dan O'Mahoney, para la nueva posición de Jefe de la Amenaza Clandestina en el Canal. Su principal tarea es organizar junto a sus colegas franceses un servicio de inteligencia, apoyado por la Royal Air Force, que permita identificar los movimientos y la organización del tráfico ilegal.

Portavoces de Interior han filtrado la cifra de 4.000 en su estimación de los que han cruzado el Canal este año. Serían mil más que todos los inmigrantes que en 2019 llegaron por esa vía. Cuatro mil son el 0,65 % de la inmigración legal neta que se sumó a la población de Reino Unido en 2019, según el Observatorio de la Universidad de Oxford.

La inmigración a través del Canal tiene una larga historia y ha causado problemas al Gobierno británico desde los años noventa por el aumento notable del movimiento de barcos en el Mediterráneo. Tony Blair y Nicolas Sarkozy firmaron en 2003 el Tratado de Le Touquet, por el que las dos partes aceptaron controles de agentes aduaneros del otro país en su territorio.

Londres financió la construcción de vallas y muros en la terminal del tren Eurostar, en Coquelles, que ha reducido el número de polizontes. Las autoridades de Calais desmantelaron un campamento de inmigrantes que acogía a cientos, esperando obtener el dinero para pagar el transporte a territorio británico o la oportunidad de ocultarse en un camión.

Con esas vías más cerradas que antaño, se ha multiplicado el número de embarcaciones de goma con motor o de veleros y yates, que atraviesan, especialmente en estaciones de mareas tranquilas, los 33 kilómetros en el tramo más corto de una de las vías marítimas con más tráfico en Europa, para depositar su carga en pequeñas playas de la costa del sudeste de Inglaterra. No hay estimación oficial del número de fallecidos.

En las últimas detenciones hay variedad de métodos: una pareja de británicos que llevaba a ocho albaneses en su caravana, un rumano a otros dos en un microbús reformado, dos ucranianos traían desde Holanda a dos albaneses en un pequeño velero... Los inmigrantes son conducidos a centros de acogida u hoteles, a la espera de su asilo o deportación.