La UE reacciona alarmada ante la implicación de EE UU en la guerra de Irán mientras la OTAN muestra cautela
Los bombardeos se producen a dos días de la cumbre en La Haya y amenazan con eclipsar la reunión de la Alianza, que guarda silencio sobre la decisión de Trump
Occidente reaccionó con alarma al ataque estadounidense contra instalaciones nucleares de Irán. La intervención de EEUU en la guerra entre Israel e Irán llega además ... a pocos días de que los jefes de Gobierno de la OTAN se reúnan en la cumbre de La Haya, este martes y miércoles. La cita, en la que los países aliados buscan aumentar el gasto en defensa hasta el 5% de su Producto Interior Bruto (PIB), ha quedado eclipsada por estos acontecimientos, que previsiblemente estarán en la mesa de debate de los líderes de los 32 Estados miembros.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se mostró ayer preocupada por el ataque de EEUU a Irán y aseguró que el Ejecutivo comunitario celebrará una reunión centrada en la seguridad sobre la escalada del conflicto en Oriente Medio el miércoles. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, sin embargo, guardó silencio sobre el bombardeo estadounidense, en línea con la prudencia que caracteriza a esta organización militar.
La OTAN es una alianza de carácter defensivo y disuasorio y su implicación en los conflictos bélicos en los que ha intervenido EE UU ha variado a lo largo de la historia, dependiendo de la naturaleza del conflicto. Y, sobre todo, de si se ha invocado el artículo 5 de su tratado, que establece que un ataque contra un Estado miembro supone una agresión contra toda la Alianza. De este modo, la organizaciónno participó de ninguna forma en la Guerra de Corea (1950-1953), ni en la de Vietnam (1955-1975). Algunos países apoyaron de forma limitada a Washington en la contienda del Golfo (1990-1991) y también en Irak (2003).
La implicación de la OTAN en los conflictos bélicos en los que ha intervenido EE UU ha variado a lo largo de la historia, dependiendo de la naturaleza del conflicto
La Alianza, sin embargo, tuvo un papel central en la guerra de la antigua Yugoslavia (1992-1995) y en Kosovo (1998-1999), donde llevó a cabo su primera intervención militar, con bombardeos aéreos, al considerar que estaba en juego la seguridad internacional. También participó en Afganistán (2001-2021), después de que se invocara el artículo 5 tras los atentados del 11-S contra EEUU.
Entonces desplegó en territorio afgano a cerca de 110.000 soldados, la mayor operación militar de su historia. Vehículos blindados, aeronaves, aviones de combate, artillería, drones y sistemas de vigilancia avanzada fueron enviados para estabilizar Kabul, proteger a su Gobierno y llevar a cabo operaciones contra los insurgentes talibanes. La intervención se redujo drásticamente a partir de 2015, con entre 10.000 y 15.000 efectivos.
Centrada en sus necesidades
Con la amenaza de Rusia –que continúa su agresión contra Ucrania a las puertas de Europa– y China, vigilante, a la Alianza no le interesa verse involucrada de forma activa en un nuevo conflicto. Es más, la organización militar quiere centrar ahora sus esfuerzos en el reabastecimiento de sus arsenales –tras el envío de equipamiento militar a Kiev– y en impulsar la industria de defensa.
Hace apenas diez días, su secretario general tachó de «acción unilateral» el ataque israelí contra Irán y llamó a desescalar la situación en Oriente Medio: «Ahora es crucial para muchos aliados, incluido Estados Unidos, trabajar para lograr una desescalada de la situación y sé que lo están haciendo. Tenemos que trabajar para rebajar la tensión», emplazó el neerlandés.
La organización sigue de cerca las tensiones en la región, que amenazan con extenderse, desde los ataques terroristas del 7 de octubre de 2023 y el inicio de la ofensiva israelí contra Gaza.
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