Trece migrantes mueren ahogados en la peor tragedia de este año en el Canal de la Mancha

La embarcación, con unas 65 personas a bordo, naufragó durante la mañana tras haber zarpado unas horas antes. Un barco del Estado francés la encontró a la deriva y socorrió a sus tripulantes. Entre los muertos, tres de ellos son menores. También hubo varios heridos y desaparecidos. La mayoría de ellos proceden de Eritrea, informó la prefectura –equivalente de la delegación del Gobierno– del Norte Pas-de-Calais. «Todos los servicios del Estado están movilizados para encontrar a los desaparecidos», indicó el ministro del Interior en funciones, Gérald Darmanin.

Este dirigente galo responsabilizó de la tragedia a los traficantes de personas. «Llenaron con setenta personas un pequeño barco de menos de siete metros», dijo Darmanin en declaraciones a los medios desde Boulogne-sur-Mer. «Las mafias que originan este tráfico horrible y sin escrúpulos de vidas humanas ponen cada vez más personas en lanchas neumáticas cada vez menos aptas para navegar y los envían a la Mancha, incluso cuando hace muy mal tiempo», lamentó, por su lado, su homóloga británica, Yvette Cooper.

El naufragio de este martes recuerda otro que ocurrió a finales de abril. Entonces, tres hombres, una mujer y una niña de menos de 7 de años murieron ahogados después de que se estropeara el motor de la barcaza de plástico en la que viajaban. En ella había hasta 112 personas apretujadas. La gran peligrosidad de estas travesías no disuade a muchos de estos migrantes que sueñan con llegar a territorio británico. Hasta 21.615 de ellos cruzaron de manera clandestina el canal desde principios de año, según la administración de Reino Unido.

El Gobierno británico, sobre todo cuando llevaba las riendas el conservador Rishi Sunak, presionó al Ejecutivo francés en los últimos años para que incrementara la presencia policial en la zona. El Parlamento en Londres adoptó definitivamente en abril una contestada ley para deportar a Ruanda a aquellos extranjeros que llegaron de manera clandestina a Reino Unido. Era una medida sobre todo disuasoria, pero sus efectos no se vieron reflejados en mayo ni junio. Pocas semanas después de su victoria electoral, el nuevo 'premier' británico, el laborista Keir Starmer, anunció en julio que dejarían de aplicarla.

La legislación sobre las deportaciones a Ruanda no frenó las travesías marítimas. Las oenegés presentes en esa zona acusan a las autoridades galas y británicas de favorecer que los migrantes asuman rutas cada vez más peligrosas, como los viajes en patera en lugar de intentar colarse en un camión en el Túnel de la Mancha. Ante la fuerte presencia policial y la falta de centros de acogida en la zona, muchos de ellos malviven disgregados en pequeños campamentos improvisados en las afueras de Calais, Dunkerque y Boulogne-sur-Mer. «Por su arrogancia, su incompetencia y su violencia, el Ministerio del Interior y Gérald Darmanin debe ser considerados responsables», aseguró la asociación Utopia 56 en la red social X.

El 2024 no solo ha quedado manchado por el triste récord de muertos en esa zona, sino que también va camino de ser un año sin precedentes en el número de travesías. Podría superar las 45.000 personas que cruzaron la frontera franco-británica en 2022. Sin la gravedad —al menos por ahora– del Mediterráneo, el Canal de la Mancha se ha convertido en otro cementerio a cielo abierto. Y la situación empeora año tras año.