Rusia advierte a EE UU que se acerca la fecha límite para renovar el Tratado START
El acuerdo caduca en febrero de 2026 y Moscú dice que un nuevo pacto debe garantizar el equilibrio de fuerzas nucleares entre las dos potencias y que no haya una escalada armamentística
El próximo 5 de febrero el tratado New Start que busca reducir el número de armas estratégicas de Estados Unidos y Rusia finaliza. En Moscú ... saltaron ayer las alarmas y el encargado de recordar a Washington que al acuerdo le quedan apenas dos meses de vigencia ha sido el secretario del Consejo de Seguridad, Serguéi Shoigú. «Nos quedan menos de cien días para la finalización del Nuevo START. Nuestras propuestas están sobre la mesa. Por supuesto, estamos esperando una respuesta», declaró el exministro de Defensa.
Rusia cree que su iniciativa del Nuevo START podría frenar el deterioro de los cimientos de la arquitectura de seguridad internacional. Shoigú añadió que «la seguridad de una parte no debe garantizarse a expensas de la seguridad o el aumento del peligro para la otra». Opinó también que las propuestas del Kremlin «dan la oportunidad de detener este curso destructivo que existe».
Moscú propone mantener los límites de las armas ofensivas estratégicas (ojivas nucleares) incluso después de la expiración del tratado: 700 misiles balísticos intercontinentales, lanzados desde submarinos y bombarderos pesados, 1.550 ojivas listas y 800 lanzadores de proyectiles. De esa manera se evitaría entrar en una espiral armamentística por parte de las dos potencias. EE UU aún no ha respondido.
El pasado 22 de septiembre, Vladímir Putin propuso que la Casa Blanca mantuviera los límites cuantitativos del pacto durante un año o más a partir de 2026. Entonces aseveró que esta prolongación «evitaría provocar una nueva carrera armamentista estratégica y garantizaría un nivel aceptable de previsibilidad y moderación». En noviembre, el secretario de Estado Marco Rubio declaró que Washington había tomado en consideración la oferta de su rival, pero sin que por eso se hubiera abierto negociación alguna con Moscú.
El Kremlin ha dado a entender que puede retomar el camino de una escalada del arsenal estratégico si fuera necesario e incluso recuperar las pruebas nucleares que ahora representan una línea roja en el equilibrio atómico mutuo. Putin hasta insinuó que podría llevar a cabo un ensayo con muy poco tiempo de preparación en una de sus bases del Ártico.
Por regla general, una operación así no lleva menos de un año o dos de preparativos, salvo que la ojiva utilizada no contenga material nuclear y solo se trate de comprobar su mecanismo de funcionamiento. En cualquier caso, estas amenazas entre Moscú y Washington son hasta el momento teóricas: la mayoría de simulaciones de explosiones atómicas se realizan con ordenador.
Interés asiático
Shoigú también explicó este miércoles los resultados de su visita a Hánoi, durante la qué Rusia y Vietnam acordaron construir centrales de energía nuclear en el país asiático. «El plan económico muestra un crecimiento bastante sólido, hay margen de desarrollo y hay mucho por hacer en cuanto a la construcción del transporte. Me gustaría destacar especialmente los usos pacíficos de la energía nuclear y la construcción de centrales nucleares. Saben que Rosatom es líder, un líder mundial» explicó. En la mesa también hubo otros proyectos de cooperación técnico-militar, agricultura y transporte.
Por su parte, Putin recibió al presidete indonesio, Prabowo Subianto, en la sede del Gobierno ruso. Con este país firmó un tratado de asociación estratégico en junio de 2025. El líder asiático visitó Moscú para consolidar el comercio entre ambos Estados y celebrar el 75º aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas.
«El principal objetivo de mi visita es mantener consultas con su país. Además, es una nueva oportunidad para expresar nuestro sincero agradecimiento, ya que actualmente estamos presenciando un crecimiento muy activo en las relaciones bilaterales ruso-indonesias» declaró el invitado.
Putin apuntó a la existencia de «perspectivas muy positivas en el sector energético, incluida la generación atómica. Sé que en su país existen tales planes, y si consideran posible involucrar a nuestros especialistas, siempre estarán a su disposición». Rusia desde 2014 ha ido perdiendo paulatinamente la confianza en los países occidentales (con alguna excepción) por su presunta implicación en las llamadas «revoluciones de colores» y en el financiamiento de oenegés que buscarían provocar inestabilidad, según su versión.
Shoigú también lo mencionó en su rueda de prensa. «Hoy en día, ya sabemos y comprendemos qué precipita estas revoluciones» comentó. Se deben, a su juicio, «al surgimiento de diversos niveles de infraestructura y organizaciones no gubernamentales (ONG) financiadas por Occidente». Después de la caída del bloque soviético diferentes países que fueron parte de la URSS o de su esfera de influencia han tenido revoluciones cuyo origen, según el Kremlin, es Occidente. El ejemplo más paradigmático es el Maidán ucraniano de 2014, pero Moscú considera que esta también fue la causa de las revoluciones de Yugoslavia (2000), Kirguistán (2004), Georgia (2003) y Armenia (2018).
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