Detienen al presunto correo del topo ruso en los servicios de inteligencia germanos

La detención de Arthur E. permitirá a los investigadores de la Fiscalía Federal y la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA), encargados del caso, esclarecer las vías por las que Carsten L. hacía llegar al espionaje ruso la información secreta que recababa en el BND. También podría ayudar a conocer los motivos por los que el topo, que guarda silencio desde su detención, había decidido ofrecer sus servicios al espionaje ruso. Al parecer podrían ser causas económicas, aunque medios alemanes señalan que el agente doble se encontraba profesionalmente frustrado y era un posible seguidor de la ultranacionalista Alternativa para Alemania (AfD), formación que simpatiza abiertamente con el régimen de Vladimir Putin.

El caso resulta especialmente grave para el BND, ya que Carsten L. habría proporcionado información altamente confidencial a Moscú durante la invasión de Ucrania por Rusia. El topo había asumido poco antes de su captura una nueva tarea en el departamento de seguridad de los servicios exteriores de espionaje germanos, en la que era responsable de verificar la fidelidad de los funcionarios del BND y los candidatos al ingreso en esos servicios. Desde ese puesto habría podido proporcionar a Moscú identidades y datos íntimos de cientos de agentes germanos.

El Fiscal General Federal , Peter Frank, acusa a Carsten L. de grave alta traición y de suministrar a unos servicios de inteligencia rusos secretos de estado. El topo fue desenmascarado a finales de diciembre y se encuentra en prisión preventiva desde poco antes de Navidad. Su cómplice Arthur E. es acusado de ser el enlace con Moscú, a donde viajaba al parecer regularmente para entregar la información que le proporcionaba el agente doble. Un juez de instrucción ordenó el pasado lunes su ingreso en prisión preventiva.

El Servicio Federal de Información tuvo conocimiento de la existencia del topo gracias al chivatazo de una agencia de espionaje amiga extranjera. Carsten L., casado y padre de dos niños, hacía una vida normal y no había llamado la atención hasta que los responsables de la seguridad alemana fueron alertados. Una compañera de trabajo que durante un tiempo resultó sospechosa de estar implicada en el caso se ha visto entre tanto descargada de toda culpa. En la detención y captura del presunto correo, un hombre ajeno al BND, las autoridades alemanas trabajaron estrechamente con el FBI estadounidense.