El Partido Demócrata de Estados Unidos elige a Ken Martin como nuevo líder

Martin dirigia hasta ahora el partido en el estado de Minnesota y ahora da un salto cualitativo para asumir la tarea de reconstruir un bando que todavía se está recuperando de la aplastante derrota en las elecciones presidenciales. También tendrá que buscar al mejor oponente contra el republicano Donald Trump.

«El Partido Demócrata es el partido de los trabajadores y es hora de arremangarnos y combatir en todas partes, en cada elección y en cada nivel de gobierno», indicó un comunicado de esa fuerza política, que se reunió en un hotel cercano a Washington para cambiar de rumbo y hacer autocrítica.

«Estas elecciones marcan un nuevo capítulo en el liderazgo del Comité Nacional Demócrata y tanto Donald Trump como sus aliados multimillonarios están sobre aviso: los haremos responsables de estafar a las familias trabajadoras y los venceremos en las urnas», expresó Martin tras su elección. Durante su discurso también enfatizó la necesidad de reconectar a los demócratas con los denominados votantes de cuello azul -la clase obrera- y llevar la lucha electoral a los 50 estados del país, incluso a los bastiones de la política conservadora.

«Esto no es una partida de ajedrez en la que todos mueven sus piezas de un lado a otro de manera respetuosa y cronometrada. Esto es una guerra de guerrillas en forma política», dijo Katherine Jeanes, subdirectora del Partido Demócrata en el estado de Carolina del Norte, antes de la votación.

Sin embargo, el nuevo líder demócrata tiene 51 años y es un activista poco conocido, discreto. Estudió Ciencias Políticas e Historia y comenzó su carrera en política en 1990 como becario del senador Paul Wellstone. Luego estuvo involucrado en la campaña presidencial de Hillary Clinton. Entre sus grandes logros están las 25 elecciones estatales consecutivas que el Partido Demócrata ha ganado en Minnesota desde que Martin se hizo con el control, en 2011. Tiene dos hijos y siempre ha hecho gala de mantener un estilo de vida modesto. «No me codeo con millonarios», ha dicho en varias ocasiones. Es, en muchos aspectos, la antítesis de Trump.