Harvard presenta su caso contra el gobierno en los tribunales
La universidad plantea el litigio como una violación de su libertad de expresión, mientras que el gobierno lo considera una cuestión meramente económica
Por primera vez desde que estalló la guerra entre la Universidad de Harvard y el gobierno de Trump, los abogados de ambas partes tuvieron este ... lunes la oportunidad de presentar el caso ante los tribunales. Lo hicieron delante de la jueza Allison D. Burroughs, en una sala del tribunal federal de Seaport en Boston, abarrotada de periodistas, letrados y espectadores, que no querían perderse esta cita histórica. Y bajo dos ópticas completamente diferentes: Harvard, como un caso que viola su libertad de expresión. El gobierno, como una disputa meramente económica.
La Universidad más antigua del país acusa al Ejecutivo de haber vulnerado sus derechos constitucionales al cancelar repentinamente más de 2.600 millones de dólares en fondos federales de investigación, en represalia por no acatar sus exigencias ideológicas y coercitivas para cederle el control. El Gobierno niega que se trate de una represalia y dice estar en su derecho de cancelar las ayudas que otorga cuando la institución que las recibe no actúa de acuerdo con sus valores. Y aunque los valores del gobierno de Donald Trump están por definir, dependiendo de quién lo haga, los que el gobierno argumenta son los principios de lucha contra el antisemitismo y la política de diversidad.
Para la Casa Blanca, la receta de buena conducta para recibir fondos gubernamentales es simple: «No permitas que el antisemitismo ni las políticas de 'Diversidad, Equidad e Inclusión' (DEI) dirijan tu campus; no infrinjas la ley y protege las libertades civiles de todos los estudiantes», deletreó Harrison Fields, portavoz de la Casa Blanca, en vísperas de la audiencia de este lunes, de la que están pendientes todas las instituciones universitarias del país.
El gobierno no ha detallado de qué manera ha infringido Harvard la lucha contra el antisemitismo. Aunque Harvard denuncia a once agencias del gobierno por suspenderle fondos, en la sala del tribunal solo había un abogado representándolos a todos. «El gobierno habla con una sola voz», justificó Michael Velchik cuando la propia jueza bromeó sobre lo solo que se encontraba en el banquillo.
Una negociación necesaria
Harvard ha solicitado a la jueza que emita un fallo sumario sin necesidad de celebrar un juicio, ya que quiere tenerlo antes del 3 de septiembre, que es cuando empieza el plazo para solicitar las ayudas federales. La jueza Burroughs no ha indicado cuándo lo emitirá, pero incluso si cumple con ese plazo y falla en favor de Harvard, lo más probable es que el gobierno apele el caso y lo lleve hasta el Supremo, por lo que incluso ganando, Harvard podría terminar perdiendo si el caso se demora durante meses o años. De ahí que la Universidad siga negociando con la Casa Blanca, donde el presidente Trump está convencido de que llegarán a un acuerdo. «Están deseándolo, no tenemos prisa», dijo la semana pasada.
Ayer Trump no tenía nada bueno que decir de la jueza, de fe judía, manifestó ella misma, que con sus preguntas dio señales de inclinarse en favor de la veterana institución. «Supongamos, solo por el bien de esta discusión, que Harvard no se ha cubierto de gloria en el tema del antisemitismo», propuso al abogado del gobierno. «¿Cuál es la relación entre el antisemitismo y cortar, por ejemplo, la financiación para la investigación del cáncer?». Sobre la mesa está el futuro de 950 investigaciones que por el momento autofinancia pero tendría que cancelar si no se liberan los fondos en liza.
Sus preguntas desataron una colérica reacción del presidente en las redes sociales, donde calificó a la magistrada «nombrada por Obama», puntualizó, de ser «UN DESASTRE TOTAL», escribió en mayúsculas. «Se ha hecho sistemáticamente con todos los casos relacionados con Harvard, ¡y representa una derrota automática para el pueblo de nuestro país!», bramó. Según Trump, Harvard tiene 52.000 millones de dólares en el banco, «y aun así es antisemita, anticristiana y antiestadounidense», escribió.
El abogado del gobierno insistió en que el caso es una disputa económica. «Harvard está aquí por dinero», afirmó. Si tuviera éxito, en este o en apelación posterior, y se define el caso como una disputa contractual en la que se le solicita dinero al gobierno, podría ser derivado al Tribunal de Reclamaciones Federales, como ha solicitado la fiscalía. «Confiamos en que Harvard acabará aceptando la visión del presidente Trump«, dijo el portavoz de la Casa Blanca.
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