Indonesia confirma la muerte de los 53 tripulantes del submarino hundido

Las evidencias visuales tomadas por el submarino MV Swift Rescue, enviado por Singapur para colaborar con el operativo, no dejaban lugar a dudas sobre la devastación. «El KRI Nanggala está partido en tres partes: el casco, la popa y la parte principal están separadas. La parte principal está agrietada», puntualizaba el comandante de la Armada, Yudo Margono, tras analizar las imágenes que durante dos horas fueron captadas en el lugar de la tragedia. La zona cero, ubicada a 95 kilómetros al norte de la isla de Bali, es el mismo punto en el que se perdió el contacto con el aparato pocos minutos después de su inmersión para realizar un simulacro de torpedo.

Aunque las causas del siniestro están por determinar, las autoridades descartan por el momento un error humano ya que consideran adecuado el procedimiento llevado a cabo por el KRI Nanggala-402 al sumergirse en el mar. Los primeros indicios sugieren que se produjo un masivo fallo eléctrico que impidió a la tripulación activar el protocolo de emergencia y volver a la superficie. Los investigadores dan por sentado los momentos de pánico vividos entre las personas que iban a bordo al encontrarse de repente a oscuras y sin posibilidad de impedir que el submarino cayera a profundidades mayores que los 250-500 metros para los que había sido diseñado sin riesgo de romperse.

Tras el hallazgo la víspera de varios objetos, los equipos de rescate recuperaron ayer un ancla y trajes de seguridad usados por los ocupantes del sumergible. Asimismo, apareció flotando en las aguas un chaleco, un material que normalmente está almacenado en una «caja de emergencia», por lo que se presupone que alguno de los militares la abrió, pero no logró ponérselo.

El objetivo del Gobierno es ahora recuperar los cuerpos y reflotar el submarino, fabricado en Alemania en 1977. Sin embargo, el propio jefe de la Armada ha admitido que las peculiaridades del caso hacen difícil decidir un método. No en vano, plantea un enorme reto efectuar un rescate a 850 metros de profundidad.

Indonesia, que no había tenido incidentes graves con sus submarinos, se enfrenta ahora a un reavivado debate ya que algunos de sus equipos militares son viejos y han provocado accidentes fatales en los últimos años. Ayer, los vecinos de Banyuwangi en Java Oriental, que alberga la base naval desde la que se llevan a cabo los rescates, exigieron que se acelere la modernización. «Este puede ser un punto de aprendizaje para que el Gobierno avance en tecnología y tenga cuidado porque está en juego la vida de su gente», aseguró Hein Ferdy Sentoso, un residente de 29 años.