La Policía de Brasil detiene a Bolsonaro por un intento de fuga
El Tribunal Supremo deja en prisión preventiva al expresidente al asegurar que trató de romper su tobillera electrónica para huir durante una protesta
Todo parecía ser parte de un calculado «plan de fuga utilizando técnicas militares». Eso fue lo que determinó el Tribunal Supremo de Brasil al ordenar ... este sábado a la Policía la detención del expresidente Jair Bolsonaro para su ingreso en prisión preventiva. Las alarmas saltaron pasada la medianoche, hora local, cuando al intentar romper el político ultraderechista la tobillera electrónica que le mantenía confinado en su domicilio desde el pasado 4 de agosto, los agentes detectaron «una violación del equipo de seguimiento del reo».
Fue el magistrado del Supremo Alexandre de Moraes, relator del proceso por golpismo por el que Bolsonaro fue condenado el pasado septiembre a 27 años de prisión, quien ordenó actuar de inmediato a los agentes a fin evitar «el éxito de su fuga, facilitada por la confusión causada por la vigilia convocada por su hijo», el senador Flávio Bolsonaro. El tumulto de los manifestantes frente a la casa del expresidente era, según el juez, el ambiente perfecto para huir. Más concretamente a la Embajada de Estados Unidos, tal y como razonó, al recordar que, al margen de las simpatías mutuas que se profesan el exmandatario y Donald Trump, la legación se ubica a solo 13 kilómetros de la vivienda, alrededor de 15 minutos en coche.
Bajo la consideración de que las tentativas de Bolsonaro representaban una «amenaza al orden público», De Moraes pidió a los agentes que trasladaran al exmandatario a las dependencias de la Policía Federal de Brasilia. Allí se habilitó para él la conocida como Sala de Estado, reservada para albergar a autoridades y figuras públicas. En esa celda de doce metros cuadrados, dotada de ventana, baño privado, escritorio, aire acondicionado, frigorífico, armario y televisión tendrá que permanecer a partir de ahora el político, previsiblemente hasta que se fije el inicio del cumplimiento de su condena. No en vano, tal y como explicó el Tribunal Supremo, el tiempo que el ultraderechista pase recluido no se restará de su sentencia por tratarse de una medida preventiva.
Asistencia médica permanente
Durante su detención, Bolsonaro no podrá recibir visitas sin autorización, pero tendrá a su disposición atención médica las 24 horas debido a sus recurrentes problemas de salud, según determinó el alto órgano judicial.
La prisión preventiva, en cualquier caso, fue duramente criticada por su entorno. Sus abogados Celso Vilardi y Paulo da Cunha Bueno, que el viernes solicitaron al Supremo que su cliente cumpla la condena impuesta en septiembre en arresto domiciliario por motivos humanitarios, señalaron que el arresto de este sábado «pone en riesgo su vida», dado el «delicado» estado de salud del expresidente, de 70 años. Recordaron que el político arrastra serios problemas de salud desde hace meses como crisis de hipo, vómitos y mareos, trastornos que atribuyen a secuelas de la grave puñalada que sufrió en 2018 por parte de un enfermo mental durante un mitin de la campaña que lo llevó al poder.
El magistrado Alexandre de Moraes sostiene que el político ultraderechista pretendía refugiarse en la Embajada de EE UU
«Confío en la Justicia de Dios. La justicia humana, como ya hemos visto, no se sustenta. Pero sé que el Señor proveerá una salida», lamentó la exprimera dama Michelle Bolsonaro. Mientras, Luciano Lorenzini, portavoz de la oposición en la Cámara de Diputados de Brasil y miembro del Partido Liberal de Bolsonaro, denunció que la detención supone un «ataque directo a la democracia».
Además de la condena a 27 años y tres meses de prisión, sobre Bolsonaro recae una inhabilitación hasta pasados los ocho años del vencimiento de su condena tras considerar probado la Justicia que en enero de 2023 encabezó un intento de golpe de Estado contra el recién investido presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
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