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Juan Guaidó (c): AFP
Guaidó decreta la «emergencia nacional» en Venezuela

Guaidó decreta la «emergencia nacional» en Venezuela

El presidente interino quiere que se suspenda el suministro de petróleo a Cuba para contar con combustible para acabar con el apagón eléctrico

Dagoberto Escorcia

Bogotá (Colombia)

Lunes, 11 de marzo 2019, 22:12

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Dos gobiernos para un desgobierno sin luz, sin agua y sin medicinas y pocos alimentos. Por un lado, Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela, decreta el estado de Emergencia Nacional por 30 días. Por el otro, Nicolás Maduro, líder del régimen chavista que reside en el Palacio de Miraflores, ordena la suspensión de todas las actividades escolares y laborables. La razón no es otra que la falta de fluido eléctrico en casi toda Venezuela, donde solo siete Estados habían recuperado anoche el suministro.

Mientras, en la calle, a la altura de la autopista Francisco Fajardo, en San Agustín -un barrio situado en una colina en el centro de Caracas, una comunidad conocida como el corazón musical de la capital venezolana-, el vecindario no ha aguantado más y ayer se fue al río Guaire, uno de los más contaminados, para coger agua. Las imágenes hablan de una comunidad desesperada que ya lleva cinco días sin luz y ahora sin agua.

En los hospitales la situación no es dramática, es mortal. La red de Médicos por la Salud anunció al mediodía que el balance de fallecidos por falta de electricidad había aumentado a 21 después que en la noche del domingo murieran cuatro pacientes en Caracas. La falta de plantas eléctricas en las clínicas está afectando principalmente a personas necesitadas de diálisis.

Con el metro de Caracas fuera de servicio, la única buena noticia para una parte del pueblo venezolano fue la apertura de la frontera con Cúcuta (Colombia) por el lado de Ureña. Allí las madres consiguieron que sus hijos pudieran asistir a sus colegios después de dos semanas sin poder hacerlo. Por ese corredor humanitario, aprovechado también por personas enfermas, la misma Guardia Nacional Bolivariana informó que unos 4.000 venezolanos habían pasado a Cúcuta. Algunos denunciaron que la Guardia no dejaba pasar comida.

El pueblo se mueve como puede. Los dos gobiernos van cada uno por su lado. Guaidó decretó Alerta Nacional ante las calamidades que está viviendo la nación. Y entre los puntos más importantes de su decreto invitó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a que conteste «si van a seguir escondiendo al dictador». Guaidó añadió en su mensaje: «Señores de la FANB es el momento de proteger al pueblo».

En el mismo decreto, el presidente interino también abrió un frente internacional al ordenar la suspensión del suministro de petróleo a Cuba con el fin, según explicó, de ahorrar combustible para permitir el funcionamiento adecuado de los equipos del sistema eléctrico que lo requieran. Cuba es una de las naciones que brinda apoyo a Nicolás Maduro.

El decreto ordenaba a las Fuerzas Armadas proteger las instalaciones eléctricas y a los funcionarios de Corpoelec, «a los fines de que puedan cumplir con su labor de rescate del sistema». Al mismo tiempo se ordenó a los integrantes de los cuerpos de seguridad ciudadana que se abstengan de impedir u obstaculizar las legítimas protestas de pueblo venezolano. Guaidó también pidió al personal del servicio diplomático que canalice la ayuda técnica internacional.

Una batalla larga

En Miraflores, Maduro, por su parte, insiste en que Venezuela padeció un ataque cibernético por parte de las fuerzas imperialistas de Estados Unidos. El líder chavista envió un tuit ayer en el que decía: «Seguimos dando una fuerte batalla por la liberación del Sistema Eléctrico Nacional. Progresivamente hemos venido superando y protegiendo el sistema de los ataques que intentan impedir la reconexión. Con trabajo intenso, amor y resistencia venceremos».

De momento, la frustración de los venezolanos crece cada día. Por un lado el castigo de llevar cinco días sin luz, y por otro que la ruta emprendida por Guaidó, el hombre en el que mantienen sus esperanzas, parece más preparada para una batalla larga en la que serán necesarias muchas dosis de paciencia.

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