La cifra de muertos en la redada de Río supera los 130 tras la aparición de otros 70 cadáveres en un bosque
Los familiares llevaron los cuerpos a una plaza y denuncian que algunos tienen tiros en la nuca y signos de tortura
Cuando ha amanecido en Río de Janeiro tras la macrorredada policial del martes contra el grupo criminal Comando Vermelho (Comando Rojo), la cifra oficial de ... muertos era de 64, incluidos cuatro agentes. En las favelas saben bien que todo puede empeorar. Conocen los hábitos de los delincuentes y también, de las fuerzas de seguridad. Por eso, muchos se dirigieron con los primeros rayos de luz hacia un bosque de la barriada Penha. Es una de la vías de escape cuando hay operaciones contra el narcotráfico. Allí encontraron otros 70 cadáveres. Algunos con las manos atadas o con tiros en la nuca. Los trasladaron a un plaza. Tumbaron los cuerpos, semidesnudos, en fila para que así, entre gritos y lágrimas, los identificaran sus allegados. Hay, por ahora, más de 130 fallecidos en la mayor redada de la historia de este país. «Ha sido un éxito», dijo el gobernador de Río, Claudio Castro, para quien sólo hay cuatro víctimas, «los cuatro policías». El resto eran «narcoterroristas», un término que tanto utiliza Donald Trump, ahora embarcado en una cruzada contra el tráfico de drogas procedente de Venezuela y Colombia.
Brasil es el país de la fiesta, la samba y el carnaval en el que la vida no vale casi nada. A Río de Janeiro le sobra paisaje. Es un lugar hermoso ocupado por un enjambre humano. Ciudad atractiva y caótica. Las playas de postal se bañan en la bahía de Cuanabara, donde van a parar las aguas residuales de millones de habitantes. Tras los arenales y las sombrillas, se ven la favelas, como encaramadas en un muro. Colmenas humanas donde la bandas del narcotráfico dictan la ley. En Río, además, se concentran capos de distintos grupos mafiosos que dirigen desde allí sus negocios.
El martes, las autoridades de Río pusieron en marcha la 'Operación Contención'. Cerca de 2.500 agentes de varios cuerpos policiales se desplegaron en las barriadas norteñas de Penha y Alemao. Allí conviven más de 250.000 personas en un laberinto de callejuelas y casas precarias. Los agentes tenía órdenes de detención para 69 capos del Comando Vermelho, la segunda organización criminar del país tra el Comando de la Capital. Lograron detener a unos 80 sospechosos. Muchos salieron huyendo mientras sus 'soldados' colocaban barricadas para impedir el paso de las fuerzas de seguridad, que contaban con vehículos blindados y dos helicópteros. Entre los arrestados figura Edgar Alves de Andrade, el líder del grupo. También una de su manos derechas, el encargado de las finanzas, según informa el medio brasileño 'Folha de Sao Paulo'.
«Apuntar a la cabeza y ¡disparar!»
En algunos puntos, la policía fue recibida con granadas lanzadas desde drones. Pero, según Vinicius George, un ex alto cargo policial, los cuatro agentes fallecidos cayeron por disparos de fusil o de pistola. Las favelas, dice, se han llenado de armas. Al final de la jornada y cuando la ciudad comenzaba a recuperar la normalidad, las autoridades cifraron en 64 el número de muertos. Cayó la noche. Y luego, con el nuevo amanecer, la luz enfocó hacia un bosque cercano a Penha. Descubrió decenas de cuerpos. Vinicius George asegura que el anterior gobernador de Río, Wilson Witzel, tenía un lema cuando afrontaba un operativo contra el narcotráfico: «Apuntar a la cabeza y ¡disparar!». Le sucedió en el puesto su entonces vicegobernador, Claudio Castro. El que ahora manda.
En opinión del experto, el bosque donde fueron hallados cerca de 70 cadáveres es una vía de escape utilizada por los delincuentes cuando la policía accede a las favelas. «Allí nadie graba, nadie ve nada. Eso es Vietman», apunta. Los familiares recogieron los cadáveres, prácticamente desnudos. Los trasladaron al núcleo urbano, a la plaza de Sao Lucas. «¿Dónde está mi hijo?», repetía una mujer. «Hay personas ejecutadas, muchas con un tiro en la nuca o en la espalda. Esto no es seguridad pública», denunció el vecino y activista Raull Santiago. «El Estado vino a masacrar, no fue una operación. Vino directo a matar», sentenció una mujer. «Mi hijo tenía las manos con cuerdas, estuvo atado en algún lugar. Le dejaron morir», lamentaba otra madre.
Após mais de 130 mortes, Castro diz que megaoperação no RJ foi 'sucesso': 'De vítimas lá, só tivemos os policiais' https://t.co/kXanM3JnyE
— g1 (@g1) October 29, 2025
Envolvieron los cadáveres con mantas y bolsas. Después fueron llevados a la morgue para confirmar su identificación. Claudio Castro celebró la victoria sobre el Comando Vermelho. «Es la mayor operación en la historia de las fuerzas policiales. Aprendimos muchas lecciones. Puede haber sido el inicio de un gran proceso en Brasil. Podemos ganar esta guerra contra un poder militar y financiero», subrayó. Leal al expresidente ultra Jair Bolsonaro, el actual gobernador critica la falta de ayuda del Gobierno del progresista Luiz Inázio Lula da Silva. «Quien quiera unirse a Río en la lucha contra el crimen será bienvenido. A los que quieren politizar este asunto les decimos que se larguen», zanjó.
Lula da Silva, que acaba de regresar de un viaje a Asia en el que se ha reunido con Donald Trump, convocó a su gabinete para analizar la situación creada por la operación policial de mayor envergadura realizada contra el crimen organizado. En los años noventa del pasado siglo, una macrorredada se saldó con 111 muertos. En esta ocasión ya son más de 130 y, según la prensa brasileña, quedan cadáveres tirados en las calles de las favelas. Asociaciones de Derechos Humanos califican este operativo como «la mayor masacre de la historia» de la ciudad.
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