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La voz del león ‘Cecil’

La voz del león ‘Cecil’

Exsoldado de las fuerzas especiales y ahora activista contra la caza furtiva, este sesentón nacido en Madeira arriesga su vida para que no haya más ‘Cecils’

Isabel ibañez

Martes, 11 de agosto 2015, 01:03

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El nombre de Johnny Rodrigues (Madeira, 65 años) ha salido a diario durante estas semanas en los medios de comunicación de todo el mundo. Puede decirse que gracias a él la muerte del león más querido de Zimbabue no quedará impune, como sucede con la caza de tantos otros animales sin nombre conocido. Cada día, Rodrigues, exsoldado de las fuerzas especiales reconvertido después en transportista y luego en activista contra la caza furtiva, informaba a los periodistas de los detalles de la muerte de Cecil, hasta aportar la identidad de los culpables, entre ellos el dentista estadounidense Walter Palmer, que pagó 50.000 dólares por disparar con su arco y su flecha a Cecil. Como director del Grupo de Conservación de Zimbabue (Zimbabwe Conservation Task Force, ZCTF), Rodrigues lleva años siendo objetivo de los que quieren que abandone su lucha por la defensa de la vida salvaje, una pelea que le ha colocado en el punto de mira: dice que han intentado matarle y apunta alto, al Gobierno de su país presidido por el dictador Robert Mugabe. De momento, no han conseguido callarle, ni a él, ni a su mujer ni a sus tres hijos. Con todos ellos trabaja en ZCTF, una ONG sin ánimo de lucro que se mantiene solo con donaciones públicas.

¿Cómo están siendo estos días?

Muy agitados. Tengo cuatro líneas telefónicas y todas sonaban al mismo tiempo, por no hablar de las comunicaciones a través de Skype y de los equipos de televisión que se han acercado hasta mi casa.

Usted fundó ZCTF. ¿Por qué decidió defender a los animales en vez de cazarlos?

Nunca he sido de los que cazan animales. Cuando la reforma agraria comenzó en Zimbabue, los veteranos de guerra se hicieron cargo de todas las fincas de caza privadas y empezaron a matar a todos los animales. Acabaron con el 90% de los ejemplares de esas fincas y pensé que alguien tenía que protegerlos antes de que nos quedáramos sin ninguno.

¿En qué consiste su trabajo?

Hago lo que puedo para ayudar a la vida salvaje. Si hay cachorros que quedan huérfanos, los alimento. Si hay animales sometidos a estrés a causa de la gente que invade sus tierras, contrato a una unidad de captura y los muevo a un lugar más seguro. En 2005, el Parque Nacional de Hwange estaba al borde del colapso y me encargué de recaudar fondos y de comprar combustible para que las bombas de agua funcionaran. Hice numerosos viajes a Sudáfrica para comprar material, como piezas de repuesto para los vehículos, y lo envié a Hwange. También me dedico a exponer lo que está pasando; hemos llegado a recibir correos electrónicos muy desagradables, groseros, desde que empezó todo lo de Cecil.

¿Siente que arriesga su vida al informar sobre Cecil?

Sí. He sufrido ya cinco atentados y me gustaría apelar a la opinión pública para que entiendan la posición en la que me encuentro. Estoy arriesgando mi vida por informar de lo que está pasando aquí. Este es el motivo por el que nadie más lo hace.

¿Cuándo sucedieron esos cinco atentados?

Ocurrieron antes de que Cecil fuera asesinado. Alguien cortó los conductos de los frenos de mi coche. En otra ocasión, yo estaba conduciendo hacia Victoria Falls y tres vehículos sin distintivos se me acercaron y trataron de echarme fuera de la carretera. El hecho de que estuvieran sin distintivos prueba que tenían que ver con el Gobierno. He tenido gente siguiéndome y mi casa fue allanada tres veces, me robaron mi equipo de cámaras...

¿Cómo lleva toda esta presión?

Es demasiado estresante.

Muchas voces, incluida la suya, dijeron que el cazador de Cecil era español. ¿Cuándo y de dónde surgió esta información y por qué se mantuvo tanto tiempo? ¿Tal vez había alguien interesado en que se extendiera esta tesis?

Mis informantes en el Parque Nacional de Hwange, la mayor reserva del país, me dijeron que el cazador era español. No sé por qué me dijeron eso, pero una vez que supe la verdad, que el cazador era estadounidense, aporté el dato.

¿Acaso fue un error por la cantidad de españoles cazando en Zimbabue?

No sé si esa fue la razón, pero los españoles están cazando aquí.

El hecho de que se dijera que el cazador era español hizo que la muerte de Cecil se convirtiera en una noticia de mucho calado en nuestro país. Este periódico lanzó la noticia, gracias a la información aportada por la ong Chelui4lions, que luego pasó al resto de diarios del país y más tarde a importantes medios internacionales...

Y se hizo más grande cuando nos enteramos de que era un norteamericano.

¿Qué cree que va a pasar con el dentista estadounidense? ¿Una multa, la cárcel? ¿Y con el cazador profesional Theo Bronkhorst y la otra persona implicada, el dueño de la concesión de caza?

No sé. Solo podemos esperar el resultado de los procedimientos judiciales.

El dentista se ha disculpado por haber matado a Cecil, tal vez bajo la presión internacional, porque, en realidad, ¿qué más da matar a este león que a otro?

Sí, se disculpó, pero está tratando de hacer creer que él no sabía que esa caza era ilegal. Ha matado a muchos animales en su vida, así que no creo que le importara a qué león estaba disparando en aquel momento. No creo que fuera un error.

¿Qué sabe usted del cazador del otro león muerto, el que en un principio se creyó que era Jericho, el sustituto de Cecil en la manada?

Fue un error muy embarazoso para mí, pero mis informantes insistían en que era Jericho. Yo vivo a 900 kilómetros de distancia de Hwange, así que no podía ir a comprobarlo, tuve que confiar en la gente de allí. En cuanto al cazador, no sé mucho, excepto que es un ginecólogo americano.

¿No sería mejor prohibir la caza y basar el turismo en los safaris fotográficos?

Sí, al menos hasta que podamos saber cuántos animales tenemos ahora aquí.

¿Cree usted que el caso de Cecil provocará una disminución del turismo de caza?

Es probable. Aunque mucha gente quiere venir aquí ahora para ver dónde sucedió todo.

Los que defienden la caza dicen que proporciona dinero para mucha gente de Zimbabue...

No, yo no lo creo, el pueblo de Zimbabue no recibe el dinero de la caza. Va a los cazadores profesionales. Creo que si la gente de las poblaciones rurales recibiera los títulos de propiedad de la tierra circundante a las áreas silvestres podrían convertirse en partes interesadas en la industria del turismo. Podrían encargarse de cuidar y llevar a cabo patrullas contra la caza furtiva, y luego recibir parte de los ingresos generados por el turismo. Entonces sería más rentable para ellos preservar la vida silvestre que matarla.

Es extraño que siendo el 99% de la población negra, los cazadores profesionales sean blancos...

Tenemos algunos cazadores profesionales negros, pero es cierto que la mayoría son blancos.

¿Cree que la presión internacional ha hecho que la investigación del caso Cecil haya ido más rápido?

Sin duda.

¿Qué dimensiones alcanza la caza furtiva en Zimbabue?

Por poner un ejemplo, antes del año 2000, teníamos 40 rinocerontes negros, una especie en peligro de extinción, en el parque de Matusadona y ahora solo quedan 8 y ésa es la tónica en otros parques.

¿Cree que la muerte de Cecil ha servido para algo, al menos para sensibilizar sobre el tema?

Sí. No creo que Cecil muriera en vano, ha aumentado la conciencia de todo el mundo.

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