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GRANADA
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Lunes, 1 de marzo 2021, 00:43
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La batalla de Nápoles obligó a Diego Martínez a volver a rotar en el lateral izquierdo debido a que el jugador titular del Granada en esta demarcación, Carlos Neva, llegaba lesionado a esta cita del calendario. Pese a que Adrián Marín era su sustituto natural, su controvertido rendimiento en jornadas anteriores llevó al entrenador vigués a tomar una decisión técnica en la que primaba la experiencia de Víctor Díaz (lateral derecho, aunque ya haya actuado a pierna cambiada en bastantes encuentros) que la posible evolución a mejor del ex del Alavés.
De esta forma, Víctor Díaz tuvo que esmerarse en escoltar bien a Nehuén durante toda una primera mitad en la que también vigiló con acierto a Tete Morente.
El que en su día fuera canterano del Sevilla optó por no arriesgar mucho en las subidas ya que perder la posición podía ser muy perjudicial para su equipo ante un adversario con atacantes rápidos. Cabe reseñar que el partido habría cambiado radicalmente si en el minuto 3 Yangel Herrera hubiese aprovechado un centro suyo en una falta lateral que el mediocampista venezolano cabeceó demasiado alto. Víctor Díaz regresó a sus tareas defensivas y prácticamente no se le volvió a ver arrimarse al área enemiga hasta que bien entrada la primera mitad conectó con Domingos Quina en una posición a priori no muy peligrosa, pero el acierto del mediocampista cedido por el Watford convirtió un pase correcto a un compañero bien colocado en una asistencia de gol, aunque se podría decir que el 95% del mérito fue del citado Quina.
Nehuén no estuvo muy inspirado en el primer acto, por lo que las ayudas de Víctor Díaz fueron muy importantes para que el conjunto ilicitano no tuviese serias opciones de darle la vuelta al marcador.
En el minuto 50 el zaguero hispalense se enfadó mucho porque despejó a saque de banda un envío desde la banda pese a no tener ningún rival cerca, pero sus compañeros no le avisaron de que no había enemigos al acecho y resultó comprensible que optara por enviar el balón lejos para evitar cualquier peligro.
En el tramo final Diego Martínez dio entrada a Adrián Marín para defender el 2-1, pero lo situó en una posición más adelantada, por lo que Víctor Díaz no abandonó su sitio en el lateral. Díaz siguió vigilando de cerca a un revoltoso Lucas Boyé y, ya en el tiempo de descuento, recibió una tarjeta amarilla por perder tiempo.
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