Petrovic se queda solo
LA CONTRACRÓNICA ·
El serbio se estrena como titular en Mestalla para poblar el centro del campo con tres hombres, pero la buena primera parte del equipo se va al traste con dos desatenciones a balón parado en apenas tres minutos tras la pausaTodavía no se había estrenado como titular pero Njegos Petrovic tomó la batuta del centro del campo en Mestalla. El serbio lo dio todo y ... acabó pasmado, al igual que el resto de sus compañeros, al no terminar de creerse cómo su equipo había podido tirar por la borda una buena primera parte con dos desatenciones a balón parado en solo tres minutos tras el descanso. Parecía que podía ser su gran día, pero la tarde acabó con la misma pesadilla de los últimos partidos para el Granada. Un conjunto derrotado en el marcador y en lo moral.
Robert Moreno recurrió a Njegos Petrovic y a Ángel Montoro para reforzar a Luis Milla en el centro del campo, el único insustituible en la parcela que el entrenador más valora. Su posicionamiento fue inequívoco, anclado al eje como escoba entre los centrales y sus dos compañeros en la medular. Los demás iban tomando posiciones generando debates que más que futbolísticos parecían álgebra, entre el 4-3-3, el 5-3-2 y el 3-5-2. Finalmente, el técnico empleó una zaga convencional de cuatro hombres, como su mermado rival, y durante el primer tiempo le dio rendimiento. Los problemas llegaron después.
Petrovic posee un perfil con el que Robert Moreno no contaba. El serbio tiene un físico robusto pero además es rápido y tiene capacidad para hacer muchos kilómetros. En Mestalla se impuso en multitud de duelos individuales, procurando robar y complicarse lo mínimo luego con la pelota, que entregaba aseada a los compañeros de más calidad que le rodeaban. Después de unos primeros minutos ilusionantes en los que amagaba con tomar gobierno del partido ante Uros Racic, su excompañero en la medular de la selección sub-21 serbia, Njegos Petrovic terminó viéndose solo mientras achicaba agua como podía.
Toni Lato se lesionó a los dos minutos, clásico percance del peñista que llegaba de una noche larga, y su relevo, el joven Jesús Vázquez, fue quien se llevó la primera advertencia del serbio. Petrovic fue al suelo para ganar una pugna como luego en muchas otras, sin que implicasen nada positivo para su equipo luego. Inteligente en la distribución, permitió que Milla y Montoro se descolgasen algo más hacia el área. El madrileño tuvo varios envíos interesantes próximo a la línea de cal y el valenciano, en su vuelta como titular en el estadio donde siempre soñó jugar como canterano che, perdonó en un remate de cabeza en plancha dentro del área. También Petrovic se atrevió con una cabalgada en el primer tiempo en la que pidió penalti al tratar de colarse entre Cömert y Guillamón.
Sin embargo, el intermedio lo cambió todo. El accidentado segundo tiempo del Granada empezó con una doble falta de Njegos Petrovic en una zona aparentemente inofensiva, tumbando a dos rivales. El segundo de ellos, el exrojiblanco Foulquier, pareció amenazarle desde el suelo. Soler botó la pelota y Guedes la llevó al fondo de las redes; sin tiempo de reacción, Maxi Gómez hizo el segundo. Petrovic fue quedándose cada vez más solo con el paso de los minutos. Robert Moreno retiró a Montoro primero y luego a Milla para dar entrada a Jorge Molina y Rochina, que se acopló a la medular sin ayudar demasiado al serbio.
Este siguió corriendo a destajo, hacia atrás y hacia adelante, y aún frenó con limpieza algún contragolpe che en pos de la puntilla, como en una acción sobre el rápido Bryan Gil. No tuvo ninguna recompensa más allá del crédito que pudiese ganar en la situación de emergencia que presenta el Granada en este momento.
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