La teoría de Machís flaquea
lacontracrónica ·
El venezolano olvida el América de México, sus millones y el tinte rubio, recupera su rol en el Granada, ya de moreno, de forma natural como dicta Darwin, pero no encuentra el camino del gol porque su equipo está escaso en creatividadVíctor M. Romero
Martes, 14 de septiembre 2021, 00:52
La teoría de Darwin la conocemos bien. Desde que el venezolano creció como jugador en el filial rojiblanco ya advertimos lo desequilibrante que es cuando ... hay espacios. El Granada salió anoche al irregular césped de Los Cármenes agazapado. Parece que Robert Moreno quiere darle un nuevo estilo. Todavía no sabemos muy bien a qué juega el equipo granadino, con Diego Martínez las ideas estaban más claras. El actual entrenador es un amante del fútbol bonito. La cuestión es si el Granada de hoy posee 'peloteros' para emplearse con la filosofía del 'tiquitaca', pases cortos, como de futbito o fútbol sala, como si el once tuviera la misma capacidad que la selección española o el Barcelona... El caso es que yo no vi a Iniesta o Xavi por ahí, aunque Montoro sea un tipo de toque selecto, que nunca maltrata la pelota. O Rochina.
Pero, a lo que iba, Machís se siente como pez en el agua, vuelve a su estado natural, en el momento que puede correr, que muestra verticalidad, que escapa al control del contrario, que desborda por velocidad, se va por la banda y da centros con baremo de gol, o bien regatea, se abre hacia la derecha y busca el disparo desde la frontal del área, una vez despejado éste de piernas rivales.
Así, con un 40 por ciento solo de posesión de balón de los locales frente al 60% del Betis, el decorado fue interesante para una contra letal del 'vinotinto'. Pero no. De nada sirvió el manual de Machís, ni su teoría, ni la del británico Charles Darwin, que propuso que la evolución biológica llega por selección natural. Darwin definió la evolución como «descendencia con modificación», la idea de que las especies cambian a lo largo del tiempo, dan origen a nuevas especies y comparten un ancestro común. Machís había cambiado desde que deslumbró en el Leganés y en Cádiz y regresó a Granada, querido por los aficionados sin disimulo. Se pintó el pelo rubio aunque recuperó, de titular, el moreno. La 'modificación' dineraria que iba a sufrir con su traspaso al América de México alimentó su motivación, al sentirse útil y básico en la formación rojiblanca, afectos recíprocos que hicieron que tanto estímulo fuera ideal para que Robert le colocara, de moreno, en el once inicial ante el Betis.
Darwin pudo soltar un pelotazo hacia Luis Suárez aunque el nuevo técnico parezca haberlos prohibido. Jugó en largo porque no le quedaba otra. Ayudó en defensa, lo único que hizo el Granada hasta el gol de Rodri en el minuto 47. Al cuarto de hora realizó su típica acción individual, basculación hacia el centro e intento de tiro. Pero... poco le ayudaron. Le falló un control en la reanudación. Y probó de volea. Activo, Machís luchó como 'macho' hasta que le retiraron del verde. Dejó su sitio a Rochina en el minuto 62, otro tipo carismático y que revoluciona. Darwin se fue entre pitos después de las muestras de cariño al llegar a Los Cármenes por quedarse. La memoria en el fútbol es tan fugaz que ni existe. La teoría flaquea.
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