Una sorpresa que pone fin a la mejor era
La gran duda es saber qué Granada espera a partir de ahora sin el que ha sido eje del proyecto
Rafael Lamelas
GRANADA
Viernes, 28 de mayo 2021, 01:50
No sé los argumentos que dará hoy Diego Martínez para explicar su marcha, pero sí pienso que él iba a ser el entrenador del Granada ... ayer por la mañana y por la tarde, no. Aunque alegue desgaste, considero que hay algo en el proyecto que pretende el club que no le convence y prefiere dejar paso a otro. Sigo perplejo, como parte de la afición. Hay quien va a retorcer las versiones seguro y se agarrará a aquellos argumentos que den la razón a la postura que hayan defendido en estas semanas. Es algo muy humano. Públicamente, todas las partes implicadas en el asunto intentarán pasar página, con cruce de agradecimientos, alejando las discrepancias y centrándose en resaltar todo lo bonito vivido y el legado que queda. En realidad, es lo justo, no emponzoñarlo todo con los motivos de esta separación.
En cualquier caso, las principales preocupaciones para un seguidor rojiblanco no son tanto los motivos de que Diego Martínez no continúe, que se pueden intuir porque para irse sin más no tenía que esperar unos días. Ni siquiera quién será su sustituto, que es en lo que nos entretendremos en los próximos días. Lo crucial es conocer la naturaleza del proyecto que aguarda en el Granada. Para eso, el consejo de administración ha de tomar la palabra por fin y profundizar. Toca dar muchas explicaciones en esta nueva era que, ahora sí, arranca entre incertidumbre.
La realidad del club no es pelear por posiciones europeas, sino trabajar en la consolidación del equipo en Primera división pasando los menos problemas posibles para salvarse. Para ello, resulta fundamental una idea motriz que permita el crecimiento sostenible. Tener como eje a un entrenador le ha dado un gran beneficio a la entidad, pero entrañaba el riesgo de que un día se cansara o que las circunstancias no le parecieran favorables y abandonara. Ahora, el club se ha quedado sin guía, con una situación de confusión que afecta a la propia dirección deportiva y que no es más que un eco de la inestabilidad de los últimos meses tras los cambios en el consejo en septiembre, el desembarco posterior de Patricia Rodríguez y la destitución de Antonio Fernández Monterrubio como director general. El sevillano parecía un escollo para la renovación de Diego Martínez, pero lo cierto es que tampoco ha firmado sin estar él. El vigués ya salió mosqueado del último mercado de invierno, en el que la actual propiedad dejó su sello. Aun así, concedió tiempo para que se le plasmara una idea que le convenciera. No ha sido así. El granadinismo, tras el luto por su salida, querrá ilusionarse de nuevo. Lo primero será el técnico, pero lo fundamental es saber hacia dónde se orienta esto. Conviene aclararlo.
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