Seis meses para demostrar que no es un cuento de Calleja
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Pertenece a una saga familiar de prestigio futbolístico en Santander, aunque su carrera no se conoce si no es ligada al VillarrealFran Rodríguez
Granada
Jueves, 3 de febrero 2022, 02:09
Raba abraza con ilusión una oportunidad llamada Granada. Seis meses firmó, ampliables. O lo que es lo mismo, 182 días y 16 partidos por medio ... para demostrar que los 'groguets' han cometido un tremendo error prescindiendo de él sin obtener nada a cambio. Y aterriza en un club que estos años se ha movido tanto por la sempiterna reivindicación como por la eterna lucha.
Para Daniel Raba Antolín (Santander, 1995) el fútbol es más que un deporte. Alcanza el escalafón de tradición familiar, iniciada oficialmente en 1928. La primera temporada de la historia de la liga española ya contaba con un Raba. Su bisabuelo, Valentín Raba, era el portero titular del Racing de Santander. El hijo de este, también Valentín y abuelo del nazarí, destacó muy pronto y fue fichado por el juvenil de un Real Madrid siempre atento al talento de la cordillera cantábrica. Sin embargo, no hizo carrera en el Bernabéu y encadenó cesión tras cesión hasta recalar para siempre en su amado Racing.
Dani Raba es un eslabón atípico, pero quizá el más talentoso de esa saga familiar. Aunque en su hogar el del Racing es un escudo muy respetado, Dani no lo defendió. Se inició en el CD Calasanz, entidad muy querida y caladero de racinguistas y clubes importantes de comunidades cercanas. No tardó en ser señalado por su eléctrica zurda como uno de los mejores jugadores de su generación. Contra pronóstico, su carrera no vino a pasar por El Sardinero ni, antes, por las instalaciones Nando Yosu. Se enroló en el Bansander, otra institución modélica respetada en el fútbol formativo cántabro. Allí se destapó como un goleador empedernido y el Villarreal apuntó el nombre con tinta indeleble. Ligados entre sí, el Bansander promocionó a Dani Raba al Atlético Albericia, pero fue efímero.
El Villarreal llamó y él no dudó en dar el salto a una de las mejores canteras españolas de lo que va de siglo. En 2014, el joven Raba ya era parte del Villarreal C. Y dos años después, Raba entra con discreción en el 'B' pero acaba convirtiéndose en la sensación. Disputó 35 partidos en Segunda B, anotando cuatro goles, aunque deja también la impronta de su carácter, demasiado impulsivo en ciertas acciones defensivas. Sería expulsado dos veces. Ya como figura, disputaría el 'play off' de ascenso a Segunda sin conseguirlo. Pero la secretaría técnica castellonense no le quitó ojo. Javier Calleja, hombre importante en las categorías inferiores, pronto vio en él facultades para llegar alto
De revelación a cuestionado
Calleja empezó a entrenar al filial en 2017, pero promocionó en pocas semanas. De su mano, Raba debutó con el primer equipo en octubre con 20 minutos en la derrota copera del Villarreal ante la Ponferradina (1-0, luego se remontaría en la vuelta). El técnico confiaba en explotar al extremo. Su electricidad y confianza casaban a la perfección con el perfil de canterano que tan rápido se asienta en el otrora Madrigal. El chico ya no dejó de entrenar con los 'mayores' y debutó en Primera ante el Málaga con triunfo.
Noviembre de 2017 fue su mes soñado, en el que bautizó su firma. El primer gol fue en la Europa League, en un 3-2 ante el Astana. El segundo le estrenó en Primera, en una derrota 3-1 ante el Leganés. Apenas unas semanas más tarde vivió otro bautizo, el 'mediático'. En su primer duelo ante el Barcelona, realizó una entrada peligrosa sobre Busquets por la que vio la roja. Para unos, una jugada poco inteligente producto de su inexperiencia. Para otros, una acción rigurosa que favorecía al grande. La jugada no tardó en ser centro de debates televisivos y portadas nacionales.
Al margen, Raba se convirtió en uno de los pupilos favoritos de Calleja sumando 1.600 minutos en los que demostró su atrevimiento y una zurda capaz de todo. Su frescura contagió de entusiasmo a la grada. Pero al año siguiente el Villarreal vivió una temporada difícil y Raba no tenía los minutos que necesitaba para crecer. Se decidió cederle al Huesca en verano de 2019 y fue todo un éxito.
En El Alcoraz volvió a sentirse, por rachas, importante. Anotó cinco goles en 25 duelos y logró el ascenso a Primera para regresar al Villarreal por la puerta grande. Muchos equipos se interesaron en su cesión. Ya no estaba Calleja, pero Unai Emery contaba con él. Luego no terminaría de darle cariño. Entre las tres competiciones, Raba no sumó más de diez partidos, aunque saltó desde el banquillo en un partido histórico. El cántabro fue el encargado de lanzar a la perfección uno de los penaltis en la final de UEL que el Villarreal conquistó ante el Manchester United, que había eliminado en cuartos al Granada.
Su falta de continuidad y de acierto han llevado a Raba a ser objeto de la crítica o desilusión de la parroquia amarilla, para el que Raba pronto pasó de moda ante compañeros como Yeremy Pino o Fer Niño. Para muchos, el anterior entrenador había visto un espejismo, un proyecto de gran jugador que no había logrado ser buen futbolista. En resumen, un 'cuento de Calleja'. Por eso no se alarmó nadie cuando el Villarreal cortaba a Raba para incorporar a Lo Celso ante la falta de fichas. Ahora en Los Cármenes, Raba tiene seis meses y ojalá un poco más para demostrar que no hay cuento en su talento. Ya sin la presión del 'submarino', Raba podrá comprobar que en Granada también se sabe valorar la cerámica preciosa. Lo cuentan los muros de La Alhambra.
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