Otros sanroqueños con corazón nazarí

«Vine a Granada a estudiar el grado de Historia en 2019. Entonces el equipo estaba en Primera con Diego Martínez y me encantaba verlo jugar. Hasta se puso líder varias jornadas consecutivas y me enamoré», reveló el propio Diego a IDEAL en la previa.

Desde entonces el rojiblanco horizontal recorre sus venas, más que el amarillo u otros colores de su provincia. «Del Cádiz son los gaditanos de la capital, pero los pueblos le muestran rivalidad. Yo no tengo dudas», afirmó señalándose el antebrazo, donde luce su tatuada 'eterna lucha' con orgullo.

«Estuve el día del descenso contra el Espanyol en 2023 y me inflé de llorar. Mi padre me vio y comprendió que el Granada era más que un sentimiento para mí. Ahora me acompaña cada vez que vengo a Los Cármenes», añadió. Padre e hijo, sanroqueños de pro, brindan por la gloria de 'su' Granada. Una pandilla de maños hace lo propio unos metros más arriba, aunque no con el mismo fin.

Diego –otro más– se va a casar en mayo. A sus amigos no se les ocurrió una mejor forma de despedir su soltería que en Los Cármenes apoyando a 'su' Real Zaragoza... y disfrazar de cacahuete al afortunado. «Trabajo en una fábrica de frutos secos en Aragón, así que estaba claro mi destino», bromeó el aperitivo andante.

«Decidimos venir a echar el fin de semana a Granada. Si ganamos, dicen que me desnudan en la Fuente de las Batallas. Las promesas hay que cumplirlas», informó comprometido. Por suerte, el Granada le salvó del ridículo, pero su fiesta prosiguió en honor a Alberto Marí.

En el campo, la parroquia local se quedó helada en el añadido. Aún queda invierno.