«El equipo solo necesitaba la transfusión de sangre idónea»
Sala de prensa ·
«Sin la sonrisa de los jugadores era imposible recuperar el orgullo de la afición», recuerda el entrenador del GranadaHubo una acción de la primera parte en la victoria del Granada ante Osasuna en Los Cármenes que conmovió especialmente a José Ramón Sandoval. Su ... equipo perdió un balón en campo contrario y cuatro de sus futbolistas saltaron a la presión. «Fueron a una y uno hasta salió con tarjeta amarilla», dijo, en referencia a Sergio Ruiz. «El pasado, pasado está; hay que vivir el presente. Y estamos disfrutando de la hostia de cada balón», subrayó el entrenador del Granada acerca de la resurrección del conjunto que dirige. «Es muy difícil matarnos, porque no nos dispersamos. Eso es lo que estamos intentando: que el equipo se sienta fuerte y unido, y poco a poco lo estamos consiguiendo», celebró.
«Imaginad la celebración del vestuario… estos futbolistas llevan todo un año sufriendo derrota tras derrota y eso merma mucho, pero creo que este equipo tiene espíritu ganador y el día a día le hace fuerte. Convivimos como una familia y nos olvidamos de las clasificaciones y de los comentarios de si podíamos descender porque los futbolistas creen en ellos mismos», enfatizó Sandoval. «No podéis ni imaginar lo feliz que me hizo entrar al vestuario y ver a los empleados que no son jugadores sonreír, porque también ellos llevan un año jodido en sus trabajos», apuntó luego. «Ahora queremos encadenar cuatro partidos consecutivos sin derrotas; eso hará que la afición esté orgullosa de nosotros», propuso.
En cuanto al partido en sí, el entrenador del Granada concedió que «Osasuna estuvo incluso mejor con el balón durante la primera parte». «Llegábamos tarde a la presión aunque no nos llegasen a portería porque tapamos los centros laterales, pero debíamos dar un paso adelante y al descanso nos dimos cuenta de que lo que nos había traído hasta aquí era la valentía para arriesgar y al darlo desdibujamos totalmente a Osasuna hasta quitarle prácticamente la identidad y hacernos poco a poco con el partido», apreció. «El segundo gol nada más salir nos vino bien pero además maniatamos su salida de balón como no estábamos haciendo en la primera y fuimos muy incisivos y verticales al recuperarlo. Y ni tan siquiera dejamos que Osasuna rematara en lo mejor que hace, que es el balón parado», se congratuló, especialmente satisfecho por la «fortaleza brutal que supone que quienes entran desde el banquillo mejoren lo que estaban haciendo los que salen».
José Ramón Sandoval no quiso pararse a pensar qué hubiese pasado de contar con más de diez jornadas al frente del equipo –«me distraería del objetivo», dijo- pero se mostró «feliz por estar aquí» y compartió: «Conseguir lo que estamos consiguiendo nos tiene que servir para todos para sacar conclusiones. Y la de ahora es que este equipo no estaba muerto, sino vivo, aunque hubiera que hacerle la transfusión de sangre idónea para resucitarle». «Lo dije desde el principio y tengo que ser consciente de lo que dije: no vine a condenar al club en ninguna circunstancia sino a ayudarle por el amor que le tengo. Si a final de curso hay un balance positivo y se cree en lo que podemos hacer, estaremos abiertos a continuar de la mano; y si no, le agradeceré la oportunidad que me dieron de volver a mi casa», expresó.
Con todo, Sandoval sigue teniendo «números en la cabeza». «Todo pasa por ganar al Sevilla el próximo partido. Si conseguimos eso… será que los jugadores están en velocidad de crucero. Espero que salgan con la misma decisión para dejarse la vida por este escudo, como en Bilbao, donde también hicimos que el Athletic fuera menos de lo que era, al igual que ahora con Osasuna», emplazó. «Mis futbolistas van a entrenar como leones esta semana. Cuando uno se siente señalado lo normal es que no arriesgue, pero estos jugadores lo llevan muy bien en el día a día», agradeció el entrenador, a quien ni le preocupa «quiénes están cedido ni qué contrato tiene cada uno». «Sin la sonrisa en los jugadores era imposible recuperar el orgullo de la afición; las dos cosas iban de la mano, aunque no olvidamos que seguimos a la cola con 21 puntos», recordó. «Seguimos muy lejos, porque los rivales también puntúan, pero ya estamos más cerca del Cádiz, que era mi idea. Si somos capaces de alcanzarle, ya pensaremos en otra cosa», señaló.
«¿Para qué iba a mirar la temporada que viene? Lo único que hacemos es disfrutar de la Primera división y de cada partido que juguemos, que tiene que ser la hostia para la afición. Posiblemente nos falte tiempo, pero, cuando acabe, ya veremos dónde estamos; y si por lo que sea se desciende, ya intentaremos subir cuanto antes. Lo más importantes es vivir el presente, no miro más allá de eso. Y se está viendo el trabajo que hacemos», destacó el entrenador del Granada. «El club sacará provecho de muchas cosas que estamos haciendo a final de temporada y tomará decisiones, pero estamos disfrutando del camino. Y creo que se palpa en cada disputa. El equipo cree y no le da miedo perder, y por eso va hacia adelante. Esta ciudad se siente orgullosa de eso», expresó.
En cuanto a la pareja que han formado Sergio Ruiz y Gerard Gumbau, José Ramón Sandoval les consideró «pilares que permiten un gran equilibrio». No obstante, también quiso añadir que Martin Hongla «salió enchufado e hizo lo mismo que ellos: dar un pasito adelante, arriesgar y ser valiente, para darle al equipo lo que le hacía falta en esos minutos para que Osasuna no marcara y se metiera en el partido». «Teníamos que contagiar a los jugadores más dispersos de que también son importantes», justificó el entrenador.
De ahí el ejemplo posterior de Kamil Piatkowski: «Nuestro objetivo es ser justos y él entrena muy bien; lo único que le sacó de la alineación fue la toma de decisión del míster por dar continuidad a otros jugadores. Miguel (Rubio) estaba con amarilla y era justo darle minutos para que sintiera que no está por estar y que el entrenador cuenta con él, sobre todo para cuando vengan tres partidos en una semana. Necesito tener a todo el mundo predispuesto para jugar, porque es imposible que lo jueguen todo los mismos, y realmente creemos en él».
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