Rodelas entre charcos
El canterano granadino aprovecha la primera oportunidad que recibe con el primer equipo esta temporada y, readaptado al lateral izquierdo, brinda con uno de sus muchos centros el gol con el que Weissman encarriló el pase
Dos meses y medio de competición tuvo que esperar Sergio Rodelas para recibir una nueva oportunidad con el primer equipo del Granada. De por medio, ... la destitución de un entrenador, Guille Abascal, que nunca apostó por él pese a tenerle en pretemporada. De nada sirvió la irrupción que el canterano –auténtico, desde prebenjamín en concreto, no como otros jóvenes firmados directamente para el Recreativo– protagonizó durante la recta final del curso pasado, con el equipo ya descendido, bajo la dirección de José Ramón Sandoval. Contra el Cortes, gracias a la Copa del Rey, Rodelas demostró entre los charcos del Ciudad de Tudela poseer virtudes que merecen mayor consideración. De paso, además, presentó su candidatura a jugar como lateral izquierdo para descanso de Brau tras la lesión de Carlos Neva.
Titular en una posición que frecuentó años atrás, pero en la que no se siente tan cómodo como en la de extremo, Sergio Rodelas vivió en campo rival y lució mejor bota para los centros que la mayoría de los que sí tienen un sitio asegurado en el primer equipo. Ya no solo sobre el castigado césped de Tudela, sino sobre el inmaculado de Los Cármenes. Fue un envío suyo de hecho el que permitió al Granada abrir el marcador a la media hora tras rematarlo Shon Weissman en el corazón del área, donde le encontró el de Alhendín tras superar a dos rivales con su punta de velocidad tras escurrírsele un control. Hacia delante con todo, sin mirar atrás, como suele hacer con sus arrancadas en potencia con la cabeza clavada al pecho.
El propio Weissman estuvo a punto de aprovechar otro centro de Rodelas al minuto, apenas sacar de centro el Cortes. El granadino puso centros constantes, incluso con la pierna derecha, aunque ni el israelí ni Siren Diao sacaran más provecho. Bien valió la que sí acabó entre las redes, emulando su estreno de la temporada pasada en Vallecas con taconazo de Lucas Boyé. Le costaba más por el filo contrario a Theo Corbeanu, que de hecho se dejó el balón atrás en la primera conducción que intentó.
Rodelas peleó hasta el final sobre el barro, apurando la línea de fondo en cada acción desde el suelo incluso, sin arrugarse ni guardarse nada ni tras el 0-2. Fran Escribá no le había dado minutos hasta la Copa del Rey, convocado únicamente contra el Tenerife –también habría ido frente al Córdoba, pero arrastraba sanción tras ser expulsado con el Recreativo–, pero sí que le viene observando con detenimiento en cada entrenamiento. Con Guille Abascal, de hecho, volvía con el filial los miércoles; ahora, en cambio, sí completa la semana con los 'mayores'. Seguirá compitiendo en silencio con Giorgi Tsitaishvili, Pablo Sáenz, Kamil Józwiak o Corbeanu.
Quienes sí que tuvieron sus primeros minutos en partido oficial con el Granada fueron Manu Lama, Serigne Faye y Lucas Pérez. El central –hijo del periodista deportivo– debutó como titular junto a Ignasi Miquel y se mostró solvente en el juego aéreo y aseado con el balón en los pies, sin complicarse demasiado, con algún despeje directo hacia la grada al empezar. Cada vez más suelto con los minutos, incluso se atrevió a girar sobre sí mismo ante la presión de un delantero del Cortes antes incluso de que hubiese goles. No estuvo tan preciso al intentar un cambio de orientación en la primera parte y una conducción entre rivales en la segunda.
Faye, por su parte, ingresó para el último cuarto de hora por Siren Diao –que desaprovechó su oportunidad, sin el tino que tuvo contra el Córdoba–. Combativo como suele, no dudó en hacer algo que nadie estaba haciendo hasta entonces: chutar desde fuera del área. A él, sin embargo, no le sonrieron los hados de la fortuna.
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