'Il Rino' Gattuso todavía embiste
Como jugador y también como técnico, la carrera del temperamental genio italiano no deja a nadie indiferente;en Granada, se juega el despido
Fran Rodríguez
Granada
Miércoles, 17 de febrero 2021, 00:58
Gennaro Gattuso (1978, Cosenza) no es de aquellos que negocian porque no concede. Tiene por corazón una bomba de gasolina que le lleva a ... cuestionar lo establecido, reavivando fuego de cualquier rescoldo. Por eso 'Il Rino' sigue embistiendo, aunque haya colgado los tacos y haya abrazado la libreta.
Leyenda como futbolista por su temperamento y carácter, al bueno de Gattuso le llega la hora de acreditar que en los banquillos tampoco le viene grande ninguna cita. Llega a Granada jugándose el cuello por un proyecto que agota sus últimas posibilidades de triunfar en un año tremendamente significativo. «Queremos dedicar un título a Maradona», comentó Gattuso el día que fallecía el '10' más icónico de todos los tiempos. Descolgado en la Serie A y caído en 'semis' de Copa, a los partenopeos les queda la bala de la UEL.
La lucharán yarda a yarda, pues no todos conocen que antes del fútbol, Gennaro gozaba melé tras melé en el rugby italiano. A nadie extraña, ya que cuando eligió el balompié aún mostraba rasgos duros de ese deporte que no evita el contacto. Ya en el 'calcio', fichó por el Perugia pero hizo un nuevo guiño a la dureza marchándose al Rangers escocés y dejando que su agresividad se empapara de otro fútbol de mucho roce.
Pero si por algo se conoce a este díscolo 'destructor' es por su trayectoria como 'rossonero'. Es leyenda de uno de los AC Milan más hegemónicos de la historia, compartiendo centro del campo con preciosistas como Pirlo, Seedorf, Ronaldinho o Kaká. Él era la contraparte, ponía el músculo, la guerra, el colmillo, la caza, la intimidación y el espíritu. Allí se hizo indispensable, como en el corazón de la 'Azzurra', con la que se consagraría campeón del mundo en 2006. Se consolidó como uno de los mejores centrocampistas del siglo actual en su rol.
Tan intensamente vivía el fútbol que agotó sus últimos soles en Suiza, siendo entrenador-jugador del Sion. Una aventura corta pero apasionante que demostró que iba a seguir siendo el mismo, pura efervescencia en la banda. Sus pasos no podían sino llevarle, tras dirigir a varios modestos italianos, a San Siro. En uno de los periodos más grises del club por su decadencia deportiva, Gattuso volvía al Milan. No pudo reanimar del todo al gigante 'rossonero'. Lo hizo subcampeón de Copa pero no lo devolvió a la 'Champions'. No dejó de fustigarse por ello hasta que, empujado por su inabarcable sentimiento de lealtad, dimitió dos días después.
Fiel a sí mismo, Gattuso no apuesta por el juego armonioso y estético, sino por la garra, el carácter, la exigencia de defender un escudo hasta la extenuación. Por eso extrañó que un equipo como el Nápoles, que había apostado por técnicos con otras virtudes bien distintas –ahí los Sarri o Ancelotti– acudiera a él. Se sabían poseedores del talento, pero faltaba que el escudo doliera. En una temporada marcada por la pandemia, lograron levantar la Copa ante la Juventus.
El 'Corsario'
Gattuso sufre una rara enfermedad neuromuscular, miastenia ocular, que le hace ver doble y perder la forma en parte del rostro aunque son brotes transitorios, volviendo después a la normalidad. Por ello, hace meses lució un llamativo parche en el ojo, como todo un 'pirata'. Tras varios rumores, se despojó de este en público y dio un motivo discurso acerca de su enfermedad. No iba a concederse complejo alguno.
Y es que 'Il Rino' no negocia. Si la historia la hubiesen escrito tipos como Gennaro, probablemente se estudiarían más guerras y menos acuerdos. Como el Tratado de Granada, en el que franceses y españoles se repartieron el Reino de Nápoles. Claro, era 1500 y Gattuso no pudo evitarlo.
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