Remontada del Granada para poner el ojo en Europa

El Granada trató de desandar sus pasos en la alineación. Salió con los mismos futbolistas que formaron en la última victoria en Liga, el 23 de febrero en terreno de Osasuna, adosados al dibujo con tres centrales. Una retaguardia veterana y con disciplina, dejando los carriles voladores para Foulquier y Neva. En la organización, Gonalons y Yangel Herrera, con Machís tratando de zumbar en un lado y Soldado y Carlos Fernández parcelando el ataque. Enfrente, un Getafe de gran robustez, sin debilitarse por las bajas de sus pivotes titulares y del artillero Jaime Mata. Equipo experto, adulto, de trazo gordo y sin posados, que asfixió con su presión, cortó con faltas cuando debió y fue poco a poco sacando de quicio a los rojiblancos, que veían al portero David Soria de lejos.

Ni cotizaba que la primera tangana de la reanudación del fútbol sería en un partido así, con mala leche en los lances, sin hacer prisioneros. Un empujón por aquí, un codo por allá. Reyertas de ida y vuelta que, curiosamente, encontraron amonestación en el bando local sobre todo durante la primera mitad.

Habría gestos miméticos entre ambas escuadras, aunque al Getafe no se le suele sacar de su férreo 4-4-2. Las jugadas nacían sin preámbulos, de balones perdidos para la caza furtiva. En un despeje convertido en pase largo, Nyom logró anticiparse con una peinada ante Domingos Duarte. Germán fue al quite pero pifió al querer quitarse el esférico, hasta engullirlo. Regalos así son munición de alto calibre para los madrileños. Jorge Molina se coló en el área y conectó un pase tras intentar empujarle el propio Germán. Deyverson lanzó a bocajarro ante Rui Silva pero el luso tapó la fuga. La bola siguió sin dueño y Cucurella la rebañó desde la hierba, hábil para ver a Timor, preciso en su ajuste a la red, como un arquero.

La serie de catastróficas desdichas mandó a la lona al Granada, que siguió sufriendo ante el hostigamiento rival, un cuadro avispado hasta para medir el grado de violencia en las disputas. Lo justo para frenar la acción, a centímetros de la tarjeta. Cucurella se encontró con un mano a mano ante Rui, pero el suspense se acabó porque era fuera de juego. El árbitro señaló la pausa para la hidratación y a los nazaríes les sonó a campana y a la esquina, parón necesario. Sin embargo, ni las instrucciones de Diego Martínez terminaron de variar el asunto, confinado el Granada por un Getafe encrespado. Los rojiblancos sólo se quitaron los grilletes en una escapada de Víctor Díaz por la derecha que Carlos Fernández picó con la cabeza como un yunque, pero ante el que reaccionó abajo Soria.

Fede Vico salió por Foulquier tras el descanso y los rojiblancos clonaron el dibujo getafense. A falta de claridad en la creación, los locales se abalanzaron con ansia. Primero, con un centrochut de Herrera que tocó mal Carlos Fernández y ante el que Víctor Díaz no supo precisar el disparo cruzado, con todo de cara. Diego Martínez empezó a refrescar su alineación y los suyos ganaron en ritmo, aunque todo seguía envuelto en tensiones y trifulcas. En ello, Herrera se llevó una amarilla que le impedirá actuar con el Betis el lunes.

Justo mientras salían Antoñín y Gil Dias para oxigenar el ataque, surgió el balón parado que estabilizó el asunto. Machís combó el esférico, Carlos Fernández lo peleó y Soria se hizo un lío en la estirada, colaborando Djene en la tropelía con una diana en su propia meta.

Le salió fuego al Granada de las botas y en ello surgió un envío largo hacia el sector por donde correteaba Gil Dias. El portugués encontró a Carlos Fernández, que se desplazó con habilidad de bailarín y chutó ante Soria. Se sacó el esférico, pero hacia donde estaba el punta, que no perdonó con suma violencia. Hasta el final, cierre de filas con Vallejo y contención absoluta para no dejar volar los puntos. Con lo mal que empezó todo y lo maravilloso que terminó para un Granada cuya receta para ganar sigue siendo la eterna lucha.