Opinión
El cambio crucial en el futuro del Granada CFLa plazoleta ·
Un día, el club variará de propiedad, pero esto no es garantía de que las cosas vayan a mejorUn día, el Granada cambiará de propiedad. Llegará el momento en el que alguien, con sus propios recursos o representando a otros, alineará todos los ... factores existentes (negociación con los chinos, deuda de estos con Gino Pozzo, caso Líbero…) y se consumará la venta del club rojiblanco. Necesitará una voluntad inquebrantable, dominar el arte de la negociación como pocos y mucha, mucha pasta. Esto, pese a todos los inconvenientes, puede llegar a ocurrir, sobre todo en una situación delicada como la actual, con el primer equipo masculino estancado en Segunda división e inmersa la entidad en una reestructuración económica nada fácil de abordar, que tiene repercusiones alrededor, no solo deportivas.
Sin embargo, un acontecimiento así nunca será garantía de que las cosas vayan a mejor porque entonces llegará lo más difícil de todo: gestionar con eficacia una sociedad futbolística. Pertenece a un sector complejo, en el que ni siquiera la aplicación del sentido común –misteriosamente ausente con frecuencia– asegura el éxito. Ahora, lo que sí está certificado es que las extravagancias y el distanciamiento se suelen pagar caro, no digamos si hay reiterados incumplimientos de por medio o si se eligen fatal los compañeros de viaje.
El Granada, tanto cuando era de sus socios como al convertirse en SAD, siempre tuvo designado un presidente (ahora presidenta), pero lleva años sin tener un dueño identificable, con cara y ojos, al que exigir en las malas y aplaudir en las buenas, con el que sentarse a hablar si hay interés real por una compra. Todo confluye en una corporación china prácticamente quebrada, con dirigentes que han echado poca cuenta a esto entre ellos y dos exconsejeros del club pululando allí en franca controversia con los actuales responsables rojiblancos, incluida su compatriota Sophia Yang. Está el nudo de Luxemburgo, que obliga a pasar por caja para satisfacer a Pozzo, cuyas reclamaciones judiciales le hacen tener la sartén por el mango más tarde o más temprano, y un ente, LaLiga, que querrá atender a quien solucione esta coyuntura.
Se le arrebató el control a John Jiang por las losas que dejaba y otras especulaciones peores, pero muchos asuntos siguen colgando todavía y la situación sobre el verde es muchísimo peor que cuando él fue depuesto, justo a pocos días de aquel duelo en Malmö que metió al equipo en la fase de grupos de la Europa League, hace ya cinco años. Otros tiempos. Llegó una intervención que se asentó y unos vaivenes delicados que deparan el escenario del presente. El del futuro está por escribir, pero es crucial.
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