Se quedó a las puertas del ascenso y empezó un nuevo proyecto
2020 ha sido un año de grandes cambios para las chicas rojiblancas, desde la modificación total de la estructura a las nuevas caras en el plantel
Fran Rodríguez
Granada
Domingo, 27 de diciembre 2020, 00:51
El Granada Femenino ha tenido en el 2020 un año de cambios abruptos, palabra a la que han debido ir acostumbrándose como parte de ... esta nueva normalidad que de normal tiene poco. La Covid marcó todos sus pasos, tirando por tierra un trabajo magnífico desde que en la nochevieja de hace un año las rojiblancas firmaran el propósito de remontar una primera vuelta irregular. Lo lograron, pero la pandemia y una decisión de la RFEF dejó sin premio a las rojiblancas, que desde entonces no han parado de evolucionar, cambiando su proyecto, pero manteniendo el rumbo de ser profesionales y alcanzar de nuevo la tierra prometida:la Liga Iberdrola.
Una remontada malograda
Las rojiblancas participaron el pasado curso futbolístico de una competición renovada, que ganó en emoción y organización aún dentro del marco 'amateur' que le concedía en ese momento la federación. La Reto Iberdrola señalaba el camino hacia Primera y la profesionalización, con las de Roberto Valverde en el grupo de favoritas. Sin embargo, la primera vuelta no dejó buenas sensaciones. Las nazaríes vencían y convencían ante rivales de menor entidad, pero se atascaban en los duelos directos.
El 2020 llegó con las rojiblancas haciendo propósito de enmienda porque, aunque eran terceras y no debían nada a nadie, sabían que tenían talento para mucho más. Dicho y hecho. El Granada empezó a sumar, salvando 'bolas de partido' importantes y remontando en la clasificación, dejando lejos al Villarreal y adelantando al Albacete. Su némesis era un Santa Teresa que notaba cada vez más cerca a las granadinas. Una derrota inesperada de las pacenses dejó el liderato a un punto. Entonces, frenazo seco sin previo aviso.
La expansión del coronavirus detuvo el mejor momento del Granada en años. Las rojiblancas parecían invencibles, lanzadas hacia Primera. El parón ya fue doloroso, pero no tanto como la decisión de la RFEF. La liga se cancelaba y las líderes en ese momento ascendían. «No nos han dejado terminar nuestro trabajo», comentaba Lauri durante el confinamiento. Con razón. Además, aunque Valverde cumplió, el club decidió dar un giro de guion, establecer una estructura más profesional, agitar la coctelera y acudir al mercado.
José Herrera toma el timón
Tras tantos años, soprendió la noticia. El Granada firmaba un nuevo entrenador, José Herrera, ex del Málaga, y reestructuraba su sección femenina. Valverde pasaba a ser el director técnico, personalizándose mucho más el enfoque del club hacia sus jugadoras, un paso más hacia la profesionalidad. Además, la RFEF dio un nuevo estatus a la liga Reto Iberdrola, uno mucho más profesional, a medida de una Primera División, la Liga Iberdrola, que crecía sin parar, consolidándose entre las mejores de Europa y el mundo.
Se marcharon caras muy conocidas del equipo, como la portería, donde el cambio fue total. Andrea Romero se fue a Málaga, mientras que la churrianera Valenzuela fichó por el Levante de Primera, donde se ha hecho indiscutible. Llegaron jugadoras de un nivel incontestable, como María Pi, Postigo, Mili Menéndez, Pamela o Raquel García. Las rojiblancas son ahora un equipo pertrechado en un modelo efectivo que debe ir creciendo en el campo y fuera de él. Como consecuencia de la pandemia, las de Herrera cuentan con dos partidos menos que el líder, un Pozoalbense al que ya vencieron a domicilio (0-1), pero que saca ahora mismo siete puntos a las nazaríes. El talento y la actitud no faltan para, ahora sí, culminar la remontada.
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