Un punto valioso en un partido frenético

La primera mitad fue de mayor control visitante, aprovechando la escuadra granadina el nerviosismo que impera en la isla canaria, donde no está nada claro que Manolo Jiménez vaya a continuar al frente del ambicioso proyecto amarillo. Con un sobresaliente Germán en la retaguardia y dos efectivos Montoro y San Emeterio en el mediocentro, el conjunto granadino logró contener a su rival durante unos primeros cuarenta y cinco minutos en los que tuvo varias buenas oportunidades para adelantarse. Ramos chutó fuera lo que parecía un gol cantado desde una buena posición (m.13), Víctor Díaz lanzó un mísil que Raúl Fernández mandó a córner (m.23) y nuevamente Ramos rozó el 0-1 con un disparo desde la frontal que a punto estuvo de estamparse contra el larguero (m.32). El premio para el Granada se antojaba escaso con un cero a cero en el marcador, pero ese resultado pareció ser hasta bueno para los de Diego Martínez cuando Rubén Castro, con algo de fortuna por no ser visto en posición de fuera de juego, desvió un disparo de Sergio Araujo y adelantó a los de Manolo Jiménez al filo del descanso. Ni los amarillos merecieron tanto ni los rojiblancos tan poco.

En la reanudación el Granada de Diego Martínez demostró por qué tiene en el bolsillo a su afición. A pesar del golpe recibido salió a por todas y Ramos tardó cuatro minutos en subir el 1-1 al marcador al cabecear en el primer palo un saque de esquina bien ejecutado por Álvaro Vadillo.

A la UD Las Palmas le fue entrando la prisa por marcar el segundo gol y Araujo, sin duda su hombre más peligroso, lo acarició con un disparo raso que Rui Silva despejó a córner lo mejor que pudo. El Granada sufría ante un adversario repleto de nombres ilustres y en una jugada algo afortunada el citado Araujo logró controlar el balón en el área, dejar atrás a Víctor Díaz y batir al guardameta rojiblanco con un certero disparo cruzado a once minutos del final (2-1).

El Granada dio entrada a Rodri por Fede Vico y este movimiento lo cambió todo. A mejor para los intereses del cuadro andaluz. El delantero soriano acompañó a un voluntarioso Ramos en los minutos finales y fue objeto de penalti por parte de Juan Cala. El árbitro señaló la pena máxima pero Antonio Puertas falló desde los once metros con un lanzamiento demasiado manso como para batir a Raúl Fernández, que le adivinó la intención. Siguió insistiendo el Granada y a la desesperada llegó el tanto del empate. Ramos sirvió un pase de la muerte a Rodri para que éste, desde el área pequeña, empujase el balón a gol y lograse el 2-2 definitivo. Un resultado que pudo ser mejor y que también pudo ser peor para un Granada que quizá ceda el liderato esta jornada, pero que volvió a demostrar cáracter y que cada vez está más cerca del objetivo marcado para esta temporada: el sumar 50 puntos.