Hay futuro para este firme Granada
Karanka debuta con un empate muy trabajado en el Wanda, al frente de un equipo rocoso que pone cimientos para albergar esperanza de salvación
Rafael Lamelas
Miércoles, 20 de abril 2022, 21:25
Hay esperanza de salvación para este nuevo Granada de Aitor Karanka, que en 48 horas fue capaz de que su equipo se organizara con cordura ... y consiguiera un punto en el Wanda Metropolitano. 47 años han pasado desde la última vez que los granadinos sacaron algo de un duelo con el Atlético de Madrid como anfitrión. Fue también un 0-0. Este lo fraguaron en la firmeza defensiva, recuperando esa importantísima puerta a cero para los conjuntos deprimidos. Los disparos apenas les rozaron hasta los minutos finales, cuando Cunha estrelló un balón en el poste. No se necesitó una de esas actuaciones divinas de Maximiano. Se contemplaron automatismos de escuadra madura.
No se sabe qué teclas habrá activado el preparador vasco, pero sí ahondó en la naturaleza táctica del admirado Granada de Diego Martínez. Mientras que Torrecilla se afanó en restablecer el sentimiento de comunidad y ese arrojo en las situaciones límite, Karanka se concentró en la pizarra, en que pasaran menos asuntos inesperados y que prevaleciera la solidaridad defensiva. Al Atlético le faltaban algunos buenos estiletes, pero sobre todo se encontró más tráfico del esperado. Este Granada ya no concede tanto, libra disputas por cada parcela. Sigue en descenso, pero con estos valores sí puede edificar algo que no se desmorone.
Atlético
Oblak; Llorente (Giuliano, m. 91), Savic, Hermoso, Reinildo (Vrsaljko, m. 46), Carrasco; Javi Serrano (Luis Suárez, m. 46), De Paul, Koke; Griezmann (Cunha, m. 70) y Correa (Lodi, m. 65).
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Granada
Maximiano; Quini, Víctor Díaz, Domingos Duarte, Escudero; Petrovic, Milla; Antonio Puertas (Raba, m. 85), Machís (Uzuni, m. 62); Álex Collado (Montoro, m. 76); y Luis Suárez (Bacca, m. 76).
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GOLES: No hubo.
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ÁRBITRO: Gil Manzano (comité extremeño). Amonestó a los locales Reinildo (m. 29), Savic (m. 45+4), De Paul (m. 78) y Vrsaljko (m. 85); y a los visitantes Quini (m. 3; acarrea suspensión), Escudero (m. 58), Víctor Díaz (m. 74; acarrea suspensión) Antonio Puertas (m. 83) y Domingos Duarte (m. 92; acarrea suspensión).
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 33 de LaLiga Santander, disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante unos 30.000 espectadores.
Karanka le ha dado un rápido barniz de normalidad al Granada. Nada de alharacas. Un sistema clásico, un 4-2-3-1 en el que Collado ejerció de mediapunta liberal, e impulsos controlados en todo momento. Ni repliegue intensivo renunciando a salir, pero tampoco asfixiante presión al contrario. Unos rojiblancos más fríos que temperamentales, con líneas compactas ante los previsibles arreones atléticos, con más dominio de balón en una parte intermedia del acto inicial.
Los colchoneros quisieron morder al salir, pero andaban un tanto afeitados con tanta baja. El Wanda estaba a media entrada y eso suavizó las intenciones impetuosas de los futbolistas locales, privados de la mágica conexión con la grada. A pesar de ello, Carrasco forzó pronto una amarilla de Quini, que se quedó condicionado en adelante, aunque salió de una pieza. El belga enfiló con mala idea por ese costado, hacia donde volcó el ataque el cuadro de un astuto Simeone, pero este Granada no iba a tolerar espacios en barbecho y colonizó su sector con piernas fuertes. Si alguien era superado, aparecía un compañero al auxilio.
Tras alguna salva de los anfitriones, los de Karanka empezaron a crecer con la pelota. Era un compás asumible, como de pasodoble. Un toque sereno, centrista, que le vino bien al Granada para activar a ciertos futbolistas alicaídos, que por una vez no parecían esclavos del diván. Machís probó desde la frontal con su zurda, la mala, y Escudero con la derecha, la peor, pero Oblak blocó en ambas intervenciones. También Maxi en una probatura aislada de De Paul.
A los visitantes les entró el susto en el cuerpo cuando Víctor Díaz pareció grabar un taco en el tobillo de Griezmann. La repetición aclaró que el capitán rozó el balón unas décimas antes del intento de chut del francés, que topó con su suela, pero todo recordó al penalti cobrado en diferido contra Germán que favoreció el triunfo del Levante. Gil Manzano confirmó que no iba a rearbitrar la situación.
Eludido el peligro VAR, el Granada siguió plasmando una buena contención y mayor solvencia en los avances, aunque todavía falto de colmillo, muy enredado Luis Suárez en protestas vanas. Funcionaban las asociaciones por banda, pero sin remate.
El Cholo, que había apostado de inicio por la primera titularidad del canterano Javi Serrano, se lo cargó al descanso para meter a Luis Suárez, el uruguayo. Atrás, Vrsaljko por el tarjeteado Reinildo. Carrasco seguía con su diatriba con Quini y suscitó una llegada con llamarada final de Griezmann que no pasó lejos de la cepa del poste. Correa, siguiendo el guion, también lo intentó desde el contorno del área. Al Granada le tocaba aguantar otro de esos periodos intensos que no fue mucho más allá. Llegó a la meta volante de la hora de encuentro, pero de la bicicleta se bajó Machís, con dolor muscular. Entró Uzuni con ese ánimo aún por domesticar, todo corazón.
En la espesura reinaba Collado, con su porte aristocrático. De una esquina salió del acoso para que Petrovic tirara de zurda, pero le salió la bola con mucha comba. Simeone quiso exigir a Quini secundando a Carrasco con la entrada de Lodi, pero tampoco el brasileño terminó de abrir la brecha.
El Granada parecía bajo el dictado de un ajedrecista pragmático, salvo Suárez, el colombiano, que parecía en otra onda, a lo salvaje, tirando de cualquier lugar. Griezmann salió del campo para que percutiera Cunha. En la tormenta, Víctor Díaz fue amonestado. Ni él ni Quini ni Domingos estarán con el Celta por acumulación. Defender con tensión supone estos riesgos.
Karanka, sin grandes prejuicios, rescató a Bacca y ajustó a Montoro para el último cuarto. Controlaban el gas los de verde. El cafetero se encontró un balón huérfano en el área, pero no pudo ajustarlo al no esperárselo. Petrovic limpió la óptica de su mirilla desde lejos, pero el tiro no le bajó con el efecto buscado.
El esfuerzo visitante se fue pagando. Puertas, acalambrado, dejó su sitio a otro indultado por Karanka, Dani Raba, al que tendrá que espabilar más. El Atlético, sin ideas, indagó en el balón parado gracias a un cabezazo de Savic. Una perdida de Raba, desenchufado, propició otra subida en patines de Carrasco con la que Cunha trató de concluir. Domingos rozó el esférico y lo terminó de escupir el poste.
El uruguayo Suárez se pidió el último lance, de falta directa, pero la barrera hizo su trabajo. El Cholo hasta tiró de su hijo, pero ni con esas. El muro de contención del Granada se mantuvo intacto ante el oleaje. El entrenador tendrá que retocarlo mucho dentro de dos domingos, pero tiene un poco más de margen para afianzarlo. Quedan cinco partidos y el destino todavía no está escrito. El efecto Karanka no fue revolucionario, sino coherente. No es poco tras meses de despersonalización y arranques de locura.
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