El 4-3-3, un punto de partida para un Granada atrevido y protagonista
Robert Moreno apuesta por un fútbol asociativo mediante la ocupación de espacios, defendiendo desde el ataque con una estructura dinámica que permita presionar arriba
Fran Rodríguez
Granada
Jueves, 8 de julio 2021, 01:55
«¿Queréis saber cómo queremos jugar?», lanzó Robert Moreno, cercano para romper el hielo, a los periodistas en el encuentro informal que hubo tras el ... primer entrenamiento de la pretemporada. Pero no hizo falta preguntarle, pues su trayectoria contesta por él, un técnico moderno, adepto de la escuela culé y holandesa ya desde joven.
Influido por su amigo Lluís Lainz y el técnico por entonces del Barça, el neerlandés Van Gaal, el nuevo entrenador del Granada quedó fascinado por varios factores. En primer lugar, la importancia de las transiciones. El fútbol no versaba sólo de atacar y defender, sino que había una fase de por medio que condicionaba el siguiente paso. El otro factor, el análisis y continuo estudio de lo propio y lo ajeno. Nada pasaba por casualidad.
Más de 20 años después, en su primera gran experiencia como jefe, le tocó coger los mandos de la Selección y matizar lo que ya venía funcionando. Dotarla de conceptos que espera poder contextualizar y aplicar a su Granada. Porque ya es suyo: «no soy Diego», como avisó a los medios. En una interesantísima charla con 'The Coaches' Voice', Robert Moreno explicó por qué ha arraigado en su fútbol el 4-3-3. Este esquema es para el catalán un flexible punto de partida, una disposición inicial de la que nace una idea tremendamente protagonista del juego.
Lo principal es que el 4-3-3 permite enfrentarse a cualquier esquema rival. Es un dibujo que por su concepción geométrica facilita la circulación del balón, esa triangulación para someter al rival a través de la posesión, algo obligado para un equipo que quiere ser guionista de sus duelos. También posibilita un pequeño 'tótum revolutum' en cuanto a la posición de los jugadores al ser una «estructura dinámica».
Y es que los equipos de Robert Moreno tornan en 3-4-3 en la fase más temprana del ataque. La rotación de lo que muchos considerarían las posiciones naturales de los jugadores es fundamental. En su selección el interior más calidoso acudía atrás para empezar la jugada, con los centrales cerrando, el extremo dando una salida y el lateral ocupando una zona reservada, a priori, para el interior. Así se descoloca al rival, que no prevé los movimientos ni sabe cómo marcar a su pareja de baile.
Posesiones largas
Esto aporta un matiz fundamental a una salida de tres que ya se hacía con Diego Martínez, pero con Gonalons o Milla entre los centrales y no a un costado de estos. En los centrocampistas va a recaer un importante peso, mientras que con el técnico vigués muchas veces la concepción era mucho más directa y vertical. Moreno prefiere apostar por posesiones largas, dado que con su 'staff' reveló que a mayor tiempo de construcción, mejor índice de finalización y de acierto en esta.
Pero no se trata de estancar la jugada sin necesidad, sino de atraer mediante pases cortos a un rival a una zona para atacar en el «momento justo» la otra parcela, desprotegida tras desmarques de ruptura y la basculación rival. Para ello será importante el desplazamiento en largo de hombres como Montoro y la amplitud que pueden dar Machís o Puertas. La principal consigna al jugador es progresar, pero teniendo una red de seguridad conformada siempre por las posibilidad de dar un pase sin riesgo.
También revelan algunos de sus 'onces' con la 'Roja' el gusto por colocar de extremo a un cuarto centrocampista que genere superioridad por dentro. Es un papel en el que encajaría Soro, mediapunta habituado a la banda.
En esta idea de juego es vital respetar la estructura de ataque y ser pacientes. Porque si por algo quiere destacar el Granada es por ser protagonista aún sin balón gracias a la presión alta y la recuperación pronto tras pérdida. Defender ya desde la tenencia del balón, teniendo muy claro el rol a interpretar si se pierde el esférico. Todo ello nace con el esquema de ataque, estando siempre listo para recuperar el orden defensivo si se pierde. Muchos de estos conceptos son comunes con la propuesta de Diego Martínez, que potenció la adaptación a todo escenario, siendo ese camaleón en continua mutación gracias a sus valores. Este Granada, aun manteniendo esos intangibles, quizá adopte un estilo menos disimulado, que sorprenda menos al rival pero lo someta gracias a sus conceptos.
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