La promesa para la que aún no es tarde
Canterano del Barça y el Arsenal, fue aplastado por el peso de las expectativas y sueña con consolidarse ya más veterano en Primera en los próximos años
Fran Rodríguez
Granada
Martes, 26 de julio 2022, 00:30
En el fútbol y en la vida se tiene la absurda manía de no respetar los tiempos, dando cobijo a la ansiedad o forzando a ... los jóvenes a desempeñar papeles para los que simplemente aún no están listos. Pero la vida, y el fútbol aguardan más a las personas que las personas mismas. Es el caso de Ignasi Miquel (Barcelona, 1992). Fichado por el Barça muy joven de la cantera enemiga, la del Espanyol, a este central se le comparó pronto con Carles Puyol, al que se buscaba relevo. Inteligente al corte y resabiado con la salida de juego típica de los culés, se apuntó su nombre desde muy joven. Igual que muchos de su generación, y con el ejemplo de Gerard Piqué o Cesc Fàbregas, dejó 'La Masía' y firmó por el Arsenal.
Como juvenil 'gunner' creció y llegó a debutar con los de Wenger en 2011, tanto en FA Cup como en Premier y Champions. Ganó la Eurocopa con España sub-19 y, sin hueco por edad para ser central en la Premier, se fue cedido al Leicester, jugando solo siete partidos y desvinculándose del Arsenal al final del año.
Firmó libre por el Norwich, donde deambuló entre el equipo filial (sub-23) y el primer plantel. No le habían dado oportunidad y los tabloides británicos hablaban de él como de un juguete roto de la cantera del Barça al que se le había acabado el fútbol, pero tenía solo 24 años. Volvió a España y ha pasado por multitud de equipos. Empezó en la Ponferradina, donde destacó y fichó por el Lugo. Allí se mostró muy regular y expeditivo, recobró la confianza y llegó al Málaga.
El proyecto hizo aguas, pero Miquel salió reforzado a nivel individual, firmando por el Getafe. Tras solo 10 partidos en Primera, el cuadro azulón decidió cederlo a Girona, Leganés y Huesca consecutivamente. En los tres rindió a un nivel muy competente, pero sin ganarse el hueco en Primera. En Granada sabemos que nunca es tarde. Lo demuestra a la perfección el ejemplo de Germán Sánchez.
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