Malos presagios sin solución

El técnico del equipo intuyó que una situación así podía ocurrir. Advirtió, desde el comienzo de 2022, que notaba cierto exceso de confianza en la plantilla cuando la salvación estaba aún lejos. Sin embargo, tampoco fue capaz de influir para que no se cumpliera el presagio. Empezó a intervenir en las alineaciones para buscar acicates, pero nadie ejerció de revulsivo. Peor aún, la escuadra empeoró sus resultados, con un juego racheado, a ratos con arrojo y en otros vulnerable. En su once titular comenzaron a tener cabida los fichajes, coincidiendo tres en el Real Arena, desapareciendo todos en Los Cármenes frente al Villarreal. Salvo Eteki, defenestrado, Arias, lesionado, y el portero suplente Aarón, todos los futbolistas disponibles han tenido minutos este año. El único que siempre ha destacado es el cancerbero Maximiano, aunque solo logró una puerta cero en Elche, el dos de enero.

Robert Moreno no es el único responsable de esta coyuntura, aunque sí de que entre el grupo no se haya afianzado una identidad que parecía fraguarse a finales de diciembre, pese al desastre copero, pero que se ha ido disipando. La dirección deportiva le ha traído nuevos recursos, la mayoría promesas aún por cuajar, pero le ha dejado un 'marrón': una plantilla demasiado larga, con sus problemas consustanciales de gestión. El 'caso' Machís también ha supuesto una gestión nefasta para la entidad. Ni entró dinero por él ni está claro que recupere su mejor versión. Este contexto, como los demás frentes, requiere mucha psicología y pericia táctica. De los futbolistas, compromiso y rendimiento. De los de siempre y de los nuevos. Hay cabreo en la afición, y es lógico, pero este próximo lunes, durante 90 minutos, no le queda otra que apoyar a quienes tienen que impedir que el proyecto acabe en desastre.