El partido que lo cambió todo
El Granada-Osasuna del año pasado fue el primer triunfo liguero de los rojiblancos y el inicio de una racha de tres victorias seguidas que los asentaría en la zona alta
Después de iniciar la Liga 2018/19 con un empate en casa del Elche (0-0) y otra igualada en Los Cármenes ante el Lugo ( ... 1-1), el granadinismo comenzaba a preguntarse si el partido de la tercera jornada que medía a su equipo con un 'gallito' de Segunda como el Atlético Osasuna sería el que despertara la ilusión por estar en la zona alta de la tabla o el que dejara al Granada de Diego Martínez en tierra de nadie en pleno mes de septiembre, en el que uno de los grandes favoritos al ascenso directo (el Málaga) ya había comenzado a apretar el acelerador en la anteriormente llamada Liga 1|2|3.
Al técnico del Granada, al que las cosas no le habían ido bien en Osasuna durante la temporada anterior, le asaltaban las dudas en ataque –Adrián Ramos no había hecho una pretemporada especialmente llamativa pero era la opción menos arriesgada para ejercer de 'nueve' ante la lesión de Rodri– y ni si quiera podía contar con toda su plantilla ya que, además del delantero soriano, el portero suplente de la primera plantilla (Aarón) también era baja segura por lesión, lo que le obligó a citar por tercera semana consecutiva al cancerbero del filial: Alberto Lejárraga.
Pero todo iba a terminar saliendo a pedir de boca aquel domingo 2 de septiembre del 2018. El Granada superó con claridad a Osasuna (2-0) gracias a los goles de Adrián Ramos en el minuto 6 de partido y de Álvaro Vadillo, de penalti, en el inicio de la segunda mitad.
Los de Diego Martínez fueron merecedores del triunfo ante los de Arrasate con un once titular en el que tuvieron cabida diez jugadores que hoy, con un año y un ascenso de diferencia, siguen perteneciendo a la plantilla: el portero Rui Silva; los defensas Quini, Víctor Díaz (central en aquel choque), Germán y Álex Martínez; los medios Montoro, Puertas, Vadillo y Fede Vico; y el atacante Adrián Ramos. Tan solo Alberto Martín –que durante las siguientes jornadas perdería su sitio en el once titular en favor de San Emeterio– no continúa en relación a este once que demostró una admirable solidez defensiva y un alegre espíritu ofensivo, con el gaditano Vadillo como jugador más destacado.
Rafael Lamelas, cronista de IDEAL, resaltó en su análisis del día siguiente que «el gaditano guió hasta la victoria a un Granada que contagió entusiasmo, con ratos brillantes y otros de enorme entrega general». Era el primer episodio feliz de una temporada que llenaría de felicidad al granadinismo con matices que ya se percibieron en aquel encuentro: «Se lució el Granada para conseguir el primer triunfo de la temporada agarrado al arte de un torero, Vadillo, y espoleado por una entusiasta labor colectiva. Cuando tocó, el equipo fue brillante y vertical. Si hizo falta, procuró la atención defensiva y se fajó hasta la extenuación. Todos corren en este conjunto, cualidad indispensable en la piscina de pirañas que es la Segunda División», exponía la citada crónica.
Los dos goleadores de aquella tarde, Ramos y Vadillo, salieron reforzados anímicamente del envite y sin los 10 tantos que llevaron su firma (seis del ariete colombiano y cuatro del extremo gaditano) no se podría explicar el posterior ascenso a Primera del club rojiblanco. Este hito fue posible, entre otras cosas, gracias a que el triunfo ante Osasuna terminó siendo el inicio de una racha triunfal de tres victorias seguidas –el Granada de Diego le ganó después al Extremadura (1-3) y al Rayo Majadahonda (3-0)– que asentaron al equipo en la zona noble de la clasificación, de donde ya no volvería a moverse en los meses posteriores.
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