Pacto de no agresión en el Mediterráneo
El Granada firma las tablas en Almería en un partido de gran respeto en el que se impone la táctica defensiva
Rafael Lamelas
GRANADA
Lunes, 18 de marzo 2019, 00:13
Hay quien verá belleza en una cobertura, arte en un escalonamiento defensivo, estética en una buena marca y goce en un fuera de juego bien ... tirado. Esos privilegiados disfrutarían con lo acontecido en los Juegos del Mediterráneo, que fue un volcán de emociones en la grada y un armisticio entres los dos mariscales de campo. Fran Fernández y Diego Martínez firmaron las tablas, pero de manera literal, pues el encuentro se asemejó a una partida de ajedrez, con pocos riesgos y mucho estudio. El amplio conocimiento del rival y el esmero en la pizarra de ambos desembocó en un duelo aburrido para el espectador y sin apenas ocasiones. Al Granada al menos le alivia porque puntuar en Almería se había convertido en una utopía en los últimos años. Su margen es ahora de cuatro con respecto al tercero, el Albacete. Agregó la decimoquinta puerta a cero de la temporada, una distinción emblemática para su sólida defensa.
UD Almería
René; Romera, Saveljich, Owona, Martos; Eteki, César de la Hoz, Corpas, Narváez (Luis Rioja, m.65); Juan Carlos Real; y Demirovic (Álvaro Giménez, m.58).
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Granada CF
Rui Silva; Víctor Díaz, Germán, Martínez, Adri Castellano; Fede San Emeterio, Montoro (Azeez, m.75), Dani Ojeda, Vadillo (Puertas, m.60), Fede Vico; y Rodri (Adrián Ramos, m.66).
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Árbitro Vicandi Garrido (colegio vasco). Amonestó a los locales Eteki y Owona así como a los visitantes San Emeterio, Víctor Díaz, Dani Ojeda y Antonio Puertas.
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INCIDENCIAS Partido de Liga disputado en el estadio Juegos del Mediterráneo de Almería ante 13273 espectadores (cifra oficial), de los cuales más de un millar eran seguidores del Granada.
Diego repitió alineación. Adrián Ramos siguió en el banquillo. El entrenador estiró el crédito de Rodri. Cuentas pendientes para el soriano-sevillano, recibido con silbidos en una de sus casas y con un cacheo constante de Owona en la primera parte, como si fuera un aduanero. Con la mano al cuello, por detrás de la pierna y por los lados, cuerpeando llegado el caso. Fraccionó a faltas su bien merecida tarjeta amarilla. Al cuarto topetazo, amonestación, ya al filo del descanso.
Rodri fue incordio con sus desmarques de ruptura. Quedó clara la fórmula de ataque de los nazaríes. Gestionar el balón con tibieza y cruzar balones hacia la carrera, para que hubiera pulsos en velocidad con la muy adelantada retaguardia de los locales. Chirrió esta vez Rui Silva con los pies en el arranque, como si tuviera vaselina en la bota. Se le quedó corto un pase y un resbalón de Adri Castellano en la rectificación hizo temer lo peor a la parroquia visitante. Corpas corrió hacia el área pero precipitó el disparo. No le salió a puerta y Demirovic lo enganchó forzado, sin orientación al arco.
Las confusiones en los toques también aparecieron en el otro lado, con mayor gravedad. A Rodri le regalaron un balón mientras el Almería escapaba de su madriguera y aceleró en dirección a René Román, en clara ventaja. Saveljich le trató de placar tirándole de la camiseta, pero el punta fue honrado y trató de seguir, pues tenía ventaja. El balón se le escurrió acto seguido y permitió al portero adelantarse. Vicandi Garrido, el árbitro, hizo una negligente interpretación de la llamada 'ley de la ventaja'. No le dio amparo a Rodri y ni amonestó después al central. De una expulsión clara a nada de nada para los nazaríes.
El Granada insistió con los balones cruzados. Dani Ojeda y Vadillo se pelearon en un acercamiento y al final ninguno lo controló para chutar. En otro posterior, el canario se plantaba solo ante el rectángulo enemigo, pero el asistente creyó ver un fuera de juego inexistente. Otro error que ante el panorama de igualdad podía haber sido decisivo.
Los visitantes circularon el balón con paciencia y en algunos compases esperaron que la inspiración llegara, pero todos los de la vanguardia se enredaron en la madeja protectora de los indálicos, tanto los titulares como los revulsivos. Un centro peligroso de Vadillo y un tiro lejano de Germán apenas ocasionaron malestar a René. San Emeterio vio una cuestionable tarjeta en una mano en la frontal. Seguía sin haber ocasiones y nadie tenía prisa. El Granada no quería errores en el trenzado. Montoro probó desde la corona. Juan Carlos Real tuvo una llegada ante Rui que el luso desconectó. Antes, Víctor Díaz había trabado a Narváez pero Vicandi dejó seguir. El Granada no la echó fuera, como suele, y Yan Eteki acabó dando un pisotón a Montoro. Sólo vio amarilla, como Víctor, pero dejó maltrecho al centrocampista valenciano. De hecho, en la segunda mitad fue sustituido por lesión. El equipo se quedó miope desde entonces.
Vadillo surcó la línea de fondo al filo del descanso, culebreando, pero Owona interrumpió su toque hacia un compañero. El gaditano, como es costumbre, cedió el sitio a la hora de partido. Salió Puertas, chiflado en su tierra, que no pudo despejar la maleza.
Siguieron pasando cosas raras. Saveljich siguió con bula y no vio cartulina tras agarrar a Rodri. Un balón rebotó en el asistente y regresó al campo, pero Fede Vico sólo pudo sacar un córner.
El pacto de no agresión pudo romperse en el tramo final. Martínez tiró de Adrián Ramos, que no se conectó. Fernández rescató a su pichichi, Álvaro Giménez, y Luis Rioja, su extremo más cortante, guardados para resolver en el último cuarto. Lo cierto es que ambos agitaron el ataque, pero sin superar el parapeto nazarí.
Ramón Azeez salió por Montoro, que se fue cojeando, y Ojeda se soltó por la mediapunta, pero sin oportunidades. Luis Rioja intentó vencer la resistencia visitante, pero ambos conjuntos siguieron amnésicos de gol. Tal vez, cuando lo vean repetido, los técnicos se enorgullezcan del trabajo táctico de sus chicos. Coraje y entrega sí hubo. Fútbol, poco. Esta Segunda tan competitiva a veces es así. Pura estrategia. Un plomo.
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