Oro entre azufre
La otra mirada ·
La necesidad que apremia al Granada le obliga a intentar puntuar en cualquier campo, independientemente de la calidad del rivalJUSTO RUIZ
GRANADA
Viernes, 8 de abril 2022, 00:19
Uno de mis grandes maestros del periodismo, Esteban de las Heras, publicaba el pasado domingo en su artículo semanal en este medio que andaba buscando ... unas gafas para optimistas y no daba con ellas. Pues querido amigo, yo tengo unas que me compré hace tres años en el mercadillo de antigüedades de La Zubia y las utilizo cada vez que el Granada juega sus partidos en casa. Con ellas me ha ido bastante bien hasta que en 2022 empezaron a empañarse o rallarse hasta perder esa visión mágica. Antes veía como mi equipo ganaba a cualquier rival, grande o pequeño, en su estadio, pero desde que llegó el nuevo año todo lo veo borroso. El pasado domingo en el partido ante el Rayo se repitieron los mismos defectos y no hay manera de solucionarlos. Estoy por tirarlas al contenedor.
El Granada celebró el punto logrado como quien encuentra oro entre azufre y la pasada jornada le dejó a tres del infierno tras la derrota del Mallorca. El miedo está justificado a falta de ocho encuentros y habrá que sufrir hasta el final. El empate, sin embargo, supo a gloria, porque hay que mirarlo con la perspectiva del futuro y valorarlo con el rival que tuvo enfrente, un Rayo fuerte que en menos de 20 minutos ya dominaba en el marcador con claridad, tras un primer acto desastroso de los rojiblancos. El empate fue amasado por el equipo granadino en un inmenso despliegue ofensivo, en el que el veterano Jorge Molina sobresalió dentro de un bloque que se movió con más corazón que cabeza para que el Rayo, con uno menos todo el segundo tiempo, acabara desesperado. Ese punto es valioso, sin duda. El problema es que también debió sumar ante el Elche y ganar al Cádiz, por citar solo algunos ejemplos. Eso es lo que echa de menos ahora la calculadora de Torrecilla, que no escondió su alegría por el empate.
No es el Sánchez Pizjuán el mejor escenario para visitar con urgencias. Tampoco en el caso del Granada, que acude necesitado después del nuevo tropiezo sufrido en casa. Al equipo granadino, con más dudas y nervios, le asoma un calendario duro, empezando hoy en Sevilla. Esa necesidad de dar el máximo es aún mayor si cabe en el estadio de Nervión, donde el conjunto de Lopetegui, empujado por su gente, es casi un ciclón, guiado por el faro de Rakitic, pero también por el talento de Ocampos. Sí, este enemigo empuja mucho en su feudo, hace del juego por las bandas casi un dogma y de la estrategia un arma peligrosa, pero también practica un buen fútbol. La necesidad que apremia al Granada le obliga a intentar puntuar en cualquier campo, independientemente de la calidad del rival.
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