Primer dulce en el infierno
La otra mirada ·
El avión granadinista necesita tomar vuelo en forma de triunfos para acercarse al ascensoJusto Ruiz
Granada
Viernes, 30 de agosto 2024, 00:01
El Granada se reencontró con la victoria a domicilio quince meses después. ¡Aleluya, Señor! Fue la primera victoria de la temporada en Segunda división. Se ... esperaba un triunfo aseado de los rojiblancos en Ferrol, acorde con una alineación trufada de algunos futbolistas con talento y una apuesta descarada por el buen y escaso fútbol que puede aportar, de momento, esta plantilla, pero llegó por la vía más insospechada, o quizá de la única manera que sabe hacerlo este equipo cuyo grado de ansiedad rebaja sus ya limitadas prestaciones de forma alarmante. Por fin ganó el conjunto granadino, lo que es noticia. Y por fin no le hicieron un gol, lo que es mucho más que eso vistas las facilidades que ha concedido en defensa en los últimos tiempos.
Este equipo que trata de moldear Abascal y que desprende una leve mejoría bastante tiene por ahora con ganar, una alegría como visitante que hacía un año y tres meses que no daba a su sufrida afición. Esta categoría, por lo visto en el partido ante el Racing de Ferrol, deja un amplísimo margen para el error propio y también para sacar petróleo de un solo golpe. Un gol, eso sí, es la sentencia. Quien lo marca primero tiene un tesoro, y quien lo recibe puede tomarse las medidas para el ataúd. El lateral rojiblanco Ricard fue el elegido en los minutos finales del encuentro para conducir a sus compañeros hacia la tierra prometida en un partido muy igualado, con un equipo rojiblanco muy fallón en la entrega del balón y falto de pegada en su delantera.
El Granada ganó y es lo que queda. Lo hizo en un partido que se presentaba propicio, pero en el que dejó sensaciones preocupantes. Mejor dejarlas, claro está, con los tres puntos como botín, no exentos de mucho sufrimiento y de no menos ración de mal juego, pero tres puntos, al fin y al cabo. Sin embargo, a este equipo le resta un margen de mejora tremendo. Esa es la mejor conclusión de un encuentro para olvidar, en el que el equipo no refrendó su tímida mejoría. Muy pocas lecturas positivas se pueden sacar de él. Las pinceladas de calidad de Manu Trigueros o el arreón de orgullo en el tramo final estarían entre ellas, además de los tres puntos, por supuesto. Por lo demás, el Granada fue plano y no supo cómo ganar hasta casi el final a un Racing desquiciado atrás y con un portero sensacional. Su primer dulce en el infierno ya lo saborea en su boca el equipo de Abascal.
Conseguido ya el primer triunfo, el conjunto rojiblanco entra hoy de lleno en el terreno de la confirmación. O en el del despegue, si se quiere. El avión granadinista necesita tomar vuelo en forma de triunfos para acercarse a la zona de ascenso y el Huesca, rival de esta tarde, no se presenta como una víctima propicia. A estas alturas, el Granada está rodeado de tímidos síntomas de mejoría, envueltos también en una inconsistencia global y en una irregularidad en el juego que alejan de momento cualquier invitación al optimismo. En todo caso, la única medicina para coleccionar confianza y reducir las dudas está en las victorias.
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