Pocas señales de vida
La otra mirada ·
El entrenador y su tropa necesitan la victoria frente al Málaga como relajanteJusto Ruiz
Granada
Viernes, 20 de septiembre 2024, 00:22
Cualquier interpretación positiva del empate en Elche supondría una broma de mal gusto, una falta de respeto. Ahora bien, si el Granada en cinco partidos ... ha descubierto que su objetivo es la permanencia, el punto sumado en el Martínez Valero ha de considerarse el premio gordo de la lotería. Tras lo no visto en tierras ilicitanas, sí se puede confirmar que el equipo de Guillermo Abascal, y sobre todo del director deportivo y de quienes le aconsejan, es un pobre viajero sin más equipaje que el nombre del club, al que no le está haciendo favor alguno. Da vergüenza y duele verlo caerse como un monigote en un charco de agua. Al Granada lo han demolido y debajo de los escombros no asoma ni una pizca de fútbol, ni un motivo para creer en el retorno a Primera. La actuación del Granada fue la de un equipo chato, hueco incluso de valentía y arrojo. Deprime este equipo con tan poco gancho, donde no se halla un futbolista a quien exigirle algo. Los chicos corren y pelean, por eso no se diferencian del tono mediocre de la categoría. Y si lo hacen es para mal. Quedan mínimas razones para creer que de aquí en adelante el Granada vaya a tener una jornada apacible. De fútbol ni hablamos. Se pensaba que Abascal había encontrado una alineación definitiva que no ideal, pilar sobre el que construir el mejor juego en busca del objetivo.
El técnico alabó a los muchachos porque se dejaron la piel. Nadie le discute el elogio por la constancia, lo que se reclama es algo para recordar durante la dura semana ciudadana. Repasa el aficionado el partido y ve a Sergio Ruiz y a Trigueros imprecisos con la pelota. A Weissman a punto de cortarse las venas en su pelea con los defensas. A Reinier tan elegante como ineficaz. A Rubio rompiendo la barrera del sonido con sus pelotazos. O el grave error defensivo en el empate del Elche... Todo agitado en un desmadre general. La mirada se dirige hacia la calculadora, que va ganando capital protagonismo como compañera de viaje. Frente al Elche se sumó un punto más y esa es toda la historia. La cuestión se centra en saber si conviene abandonarse a los cálculos sin atender a la mejoría de lo que hay.
El entrenador y su tropa necesitan la victoria frente al Málaga como relajante. No deben olvidar que a quien más falta le hace ese triunfo es al granadinismo, tan maltratado. El Granada es el gran protagonista y la suma de los tres puntos solo puede interpretarse desde un interés general. Otro resultado provocaría una nueva frustración y convertiría la consecución del ascenso en algo seguramente utópico. El conjunto contará a su favor con el apoyo de la clientela de Los Cármenes, su valor más importante.
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