¿Rotamos?

Esta para nada sencilla toma de decisiones tendrá efectos colaterales en otros factores intrínsecos del equipo como la gestión y dirección del grupo, el control del vestuario, la lucha de egos o el posible conflicto de intereses derivado de una hipotética inconsistencia a la hora de seleccionar la opción adecuada. La clave está, o debería estar, en aplicar el sentido común. Pero la pregunta subyacente sería: ¿qué y cuál es el sentido común en estos casos? He aquí la justificación de la importancia del cargo de primer entrenador.

El elevado valor de estas decisiones es directamente proporcional al elevado peso específico del entrenador en un vestuario. Ese sentido común debería estar secundado por una estabilidad en el comportamiento del míster a la hora de encarar estas situaciones. Una consistencia y regularidad en la toma de decisiones al respecto. De modo que si, a su entender, la ausencia de jugadores durante la semana con independencia del motivo y de su peso en el equipo supone una causa justificada para salir del 'once', esa actitud debe mantenerse para situaciones venideras. De esta manera, se creará esa necesaria atmósfera de entendimiento y comprensión dentro del vestuario indispensable para que todo fluya, evitando así cualquier malentendido fruto del diferente trato a unos y a otros. No obstante, cabe destacar que se trata de una ley no escrita que se mantendrá siempre y cuando haya igualdad en el pico de rendimiento mostrado por los jugadores combatientes por un puesto.

No obstante, resultados como el del pasado domingo, cuando no se pudo pasar del empate frente al Cádiz en Los Cármenes con los internacionales en el banco, presagian que pronto volverá a surgir de nuevo la eterna pregunta. Reflexionemos pues.