Fútbol: nexo antifobias

Son muchos los efectos que puede tener este deporte como vehículo instaurador de valores. Un deporte que es capaz de congregar en un recinto a decenas de miles de espectadores, o delante de una pantalla a millones y millones, pasa a ser una de las herramientas más potentes del mundo. La publicidad difundida a través de este deporte por parte de las grandes multinacionales da una evidente muestra de ello. Aparte de a nivel internacional, en nuestro país, ya sea a nivel de administración central, o a nivel federativo, deben tomarse medidas para reconducir la situación. Por el motivo que sea, hay comportamientos que no terminan de erradicarse tanto en las gradas como fuera de ellas. Quizá no solo baste con esa 'tolerancia cero' hacia la xenofobia o la homofobia. Quizá no esté siendo efectiva la única medida del castigo para el infractor como tal. Podría introducirse el refuerzo positivo hacia las buenas prácticas y, así, aparte de castigar al malo, también se verían recompensados el buen comportamiento y el saber estar.

Y es que no podemos desperdiciar el enorme potencial del fútbol en este país, donde se trata de un deporte de masas muy por encima del resto. Que la finalidad sea constructiva o destructiva dependerá de los encargados de mover los hilos de su industria. Un campo de fútbol tiene que ser un festival del deporte. Manteniendo la analogía, todos los allí congregados, lejos de entrar en disputa, deben disfrutar de esta fiesta de forma conjunta. Cuando lo entendamos así, sin diferencias, ni egos incuestionables, habrá temas tabú que dejarán de serlo. Ese contexto, ese escaparate, lejos de usarse para manifestar fobias debería ser utilizado para justo lo contrario. Fútbol, nexo antifobias. Reflexionemos pues.