Fútbol andaluz herido

Los dos equipos de Sevilla han estado casi siempre por encima de la media de los demás de la comunidad por su masa social y, por ende, el presupuesto que le han permitido. Sin embargo, ninguno de los dos tiene contenta a su afición. El Betis está lejos de las versiones de años anteriores, en los que paseaba buen juego por los campos europeos. El Sevilla, por su parte, atraviesa una de las peores temporadas de su historia; coqueteando con el descenso y con hasta tres entrenadores en lo que va de curso, no termina de encontrar la dinámica que le devuelva a un sitio acorde a su presupuesto en la tabla.

Aún más abajo, Cádiz, Granada y Almería siguen peleando por no ser el peor equipo del curso en Primera. Los gaditanos, de más a menos tras un meritorio arranque liguero, no terminan de encadenar una racha de resultados positiva. Los indálicos, a pesar de que su imagen no es propia de un equipo con tan baja puntuación a estas alturas, tienen todas las papeletas para mantener el farolillo rojo hasta el final. Y nuestro querido Granada consume el calendario sin querer reconocer que el abismo, del que tanto costó salir, está cada vez más cerca.

El resto de capitales andaluzas se encuentran fuera del fútbol profesional español. Córdoba, Málaga y Recreativa, en Primera RFEF, mantienen opciones reales de volver a la categoría de plata. Por su parte, el glorioso Real Jaén sigue compitiendo a día de hoy con filiales y filiales de filiales dentro de un contexto amateur desde que en 2017 cayera al pozo de la Tercera división. Fútbol andaluz herido. Reflexionemos pues.