Opinión Granada CF

Dejar salir, poder entrar

En cuanto a la operación salida, podemos distinguir hasta tres escenarios bien diferenciados. Por un lado, las bajas o salidas forzadas, es decir, aquellos futbolistas que no cuentan para el técnico y, por lo tanto, se suele tratar de llegar a un acuerdo con ellos para rescindir. Se trata, seguramente, del contexto más complejo para el club ya que el jugador suele ampararse a un contrato que le mantiene unido a un sobrevalorado estatus cuya salida devaluaría. Por otro lado están los que acaban su vinculación; muchos de ellos manejan cifras de superior categoría, de modo que, con independencia de su rendimiento o influencia en el equipo, estarán más fuera que dentro por una cuestión de sostenibilidad económica. En tercer lugar están aquellos por los que se escucharán ofertas, a pesar de tener contrato en vigor e incluso contar para el club; y es que una oferta externa para sacarlos del equipo siempre será bienvenida por y para asegurar esa mencionada viabilidad financiera. Gonzalo Villar, recientemente traspasado al Dinamo de Zagreb, puede ser un ejemplo de ello. Y es que, para poder entrar, antes hay que dejar salir. La base sobre la cual edificar un proyecto serio con un objetivo bien definido como el del ascenso directo deber ser sólida, sin riesgo de fisuras, y eso solo se consigue de esta manera, tomando decisiones coherentes y dejando a un lado el romanticismo.

Será entonces, y solo entonces, cuando podrá afrontarse la incorporación de nuevos jugadores. Una vez que se vean las plazas vacantes en la plantilla, el presupuesto real en base al 'fair play' financiero y, por supuesto, siempre teniendo claro el contexto al que va a tener que adaptarse todo recurso humano que se incorpore a este ambicioso proyecto. Dejar salir para poder entrar. Reflexionemos pues.