Fútbol mágico

Al Granada le sucede algo parecido cuando juega sus partidos. Durante muchos minutos sus jugadores están, y a lo largo de otros tantos desaparecen del terreno de juego como por arte de birlibirloque. Los trucos de los magos causan admiración cuando el espectador no logra descubrirlos, pero se desvanecen cuando al ilusionista se le ven las costuras, como le sucedió al equipo granadino frente al Alavés en Los Cármenes.

Robert Moreno no es ilusionista, aunque en su intención prevalece generar ilusión en la afición. Tampoco es adivino, aunque sí acertó al presagiar que iban a romper la dinámica ganadora del Alavés para iniciar una propia, como así sucedió. Lo cierto es que no se le puede negar la fe en sí mismo.

Robert viene de La Masía, un lugar en el que con Guardiola nació el mejor fútbol realizado en toda la historia de España, y cuya base propició la conquista de Europa y del mundo por parte de la Selección Española. Fue un fútbol mágico, que consiguió que los equipos a los que se enfrentaba no descubrieran el truco con el que hacían desaparecer el balón durante los noventa minutos.

Se trata de eso precisamente. De esconderle el balón al equipo contrario. No de que este te descubra el truco y se apropie de él durante tantos minutos, con el riesgo que ello conlleva. Lo que sucedió en la segunda parte frente al Alavés requeriría una explicación, como diría el alcalde de Villar del Río en 'Bienvenido, Mister Marshall'.